frigorífico Brunetti

Lo señaló el secretario de Ambiente, Aroldo Tonini, recordando que hay una ordenanza vieja y vencida que ordena la salida del establecimiento cárnico hacia el parque industrial de Güemes.

Lo advirtió la fiscal Verónica Simesen, a cargo de la investigación contra el frigorífico. Dijo que el dueño no se presentó a la audiencia de imputación y, de no hacerlo la próxima semana, “arbitraremos las medidas cautelares respectivas de su libertad”, advirtió.

Luego de que se diera a conocer la denuncia del Hospital Materno Infantil, se siguieron todas las instancias legales para determinar si hubo fraude y delito contra la salud pública por parte del frigorífico. Según explicó el gerente del nosocomio, Federico Manggione, aguardan la decisión judicial.

Un certificado de bromatología comprobó que la carne vacuna y de pollo no estaba aptas para el consumo. Francisco Brunetti ni siquiera asistió a la audiencia de imputación.

No es la primera vez que la firma queda en el ojo de la tormenta. Problemas con los vecinos, olores nauseabundos y quejas de su administrador son algunos de los capítulos de su prontuario. El último, carne podrida que habría sido vendida al Hospital Materno Infantil.

Tras la acusación pública que realizó Federico Magione por la venta de carne en mal estado, la justicia decidió investigar la situación ya que podría tratarse de una estafa y un atentado a la salud.

Si bien el hecho sucedió hace dos meses, tomó público conocimiento por una solicitada publicada en un matutino por el propio frigorífico, acusando al nosocomio de una deuda millonaria. La empresa de carnes habría vendido pollos en mal estado.

Se trata del Frigorífico Brunetti, quien habría hecho una entrega de pollos en mal estado, por lo que la gerencia del hospital decidió suspender temporalmente la provisión de carnes de esa empresa en cuestión.

Es la situación que relatan familiares de empleados, ya que además de la situación sanitaria tampoco contarían con los permisos para circular, dificultando su traslado, obligándolos a llegar tarde y a sufrir descuentos en el sueldo. No contarían con barbijos ni tampoco con alcohol en gel.