El dolor de madre por la desaparición de un hijo

El caso de Gala genera en muchas personas, momentos de reflexión sobre la relación de los padres con sus hijos. ¿Qué hacer? ¿Cómo tratarlos? Los desafíos de ser padres hoy.

Opinión 31/05/2017

Como madre siento la necesidad de expresar mi dolor, mi angustia, mi desazón ante la desaparición de una adolescente de solo 14 años.

En este caso en particular, llega profundamente a mi fibra íntima porque tengo una hija de 13 años y no imagino mi vida sin ella, no puedo comprender cómo debe ser transcurrir las 24 horas del día sin saber si está bien, si se alimentó, si tiene frío, si necesita de mis abrazos, besos. Siento el corazón partido de tanta impotencia.

La razón me ciega y no puedo pensar claramente; solo me pregunto cómo una adolescente puede desaparecer sin dejar rastro alguno, ni una señal, nada absolutamente nada.

En pleno siglo XXI aún desaparecen niños,  jóvenes y adultos. ¿Cómo puede suceder? ¿En qué estamos fallando? Padres, instituciones y estado, ¿en qué nos equivocamos?

Ante esta situación en la que nadie está exento, como papás empecemos a reformular la relación con nuestros hijos.

Pero... ¿cómo?

Creo que es fundamental tener un diálogo abierto en donde predomine la confianza. Los niños deben entender que en papá y mamá encuentran un lugar en donde serán escuchados y aconsejados de la mejor manera.

Es elemental saber cómo queremos criarlos; bajo qué lema aspiramos que crezcan y así poder transmitirles desde pequeños nuestros principios y valores.

Los valores se los enseñamos al igual que los principios. Siempre digo que somos el espejo de nuestros hijos; con nuestro ejemplo estamos enseñando y ellos están aprendiendo.

Si tenemos actitudes fuera de lugar; ellos van a “copiar”. Si ven que cumplimos con las leyes; respetamos al prójimo, ayudamos al más necesitado, nuestros hijos serán lo más parecidos a nosotros.

Pero volviendo al tema central que me lleva a escribir hoy como padres intentemos:

  *hablar

  *preguntar

  *dialogar

  *prestar atención a algún cambio que pueden presentar nuestros hijos en sus conductas habituales         

  * respetar sus elementos  personales

  *invadir su “privacidad” no es lo más aconsejable.

  *transmitir que siempre mamá o papá serán los mejores consejeros.

Rol de papá y mamá

Los chicos deben comprender que en mamá o papá van a encontrar la confianza en donde volcar sus pensamientos y necesidades, que papá y mamá son los únicos que pueden guiarlos por el camino del bien, que pueden retar y dar penitencias pero son para que comprendan que hay cosas que están haciendo mal. Papá y mamá siempre van a querer el bien, que también se equivocan y saben disculparse. Que mamá y papá se van a desvelar sin quejarse, van a velar por sus hijos aún cuando sean adultos.

En tiempos como los de hoy, ser padres no es fácil pero no imposible. Las redes sociales, el acceso a Internet de manera ilimitada, los programas de TV precisamente no son los mejores educadores y transmisores de buenas conductas y con todas estas herramientas los chicos nos desafían permanentemente y logran hacerse escuchar y entiendo que es ahí en donde los papas tenemos que oírlos, que se expresen y dar nuestra posición.

Darles a los chicos reglas que cumplir en cuanto al horario, estudio, salidas, alimentación, aseo personal, uso de tecnología y también brindarles un espacio en donde generemos el diálogo en familia pero además creo que es importante de manera individual con cada uno. Dejarles en claro que los adultos mayores son quienes ponen los límites, que es lo adecuado, que es lo aceptado.

Los padres, debemos aceptar a los hijos tal cual son, amarlos y respetarlos, comprender que ningún hijo es igual a otro y que cada uno tiene personalidades, anhelos y sueños diferentes.

Como dije en otro artículo, evitemos transmitir en ellos nuestras frustraciones, dejémoslos ser ellos mismos; claro está dentro de los limites que planteamos como familia.

Ser flexibles. Entendernos. Hablar. Dialogar. Demostrar el afecto con palabras y abrazos.

Caminamos a la par de nuestros hijos, crecemos y aprendemos junto a ellos. Y cuando ellos se convierten en adultos jóvenes deben abrir sus alas y volar, volar para seguir creciendo.

Ahí no terminara nuestra misión, continua a lo largo de la vida ya planteándose otro tipo de relación

Ser padres es algo maravilloso, un regalo de la vida; disfrutemos de esta posibilidad; seamos una familia dentro y fuera de casa.

Que la vida te permita disfrutarlos, agradécele a la vida de tenerlos y todos aquellos niños y jóvenes ausentes de sus hogares ya sea por voluntad propia o por la fuerza que retornen al calor de hogar, al calor de familia.

Por: Florencia Zumaeta - Lic. en Comunicaciones Sociales

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