Abusó de su hijastra por 9 años y espiaba a sus amigas en el baño, lo condenaron

Justicia 26/07/2023
abuso sexual

Descripto con problemas de virilidad, el ex futbolista condenado por abuso sexual agravado, tenía otras perversiones que pusieron en riesgo a otras víctimas. Es más, al confesar los abusos, la menor abusada afirmó que temía por una prima.

Entre los diversos aspectos analizados en el juicio seguido a un ex futbolista por abusos sexuales cometidos en perjuicio de su hijastra, la jueza Paola Marocco, a cargo de dictar justicia, escuchó detalles que revelaron el grado de peligrosidad del acusado. 

Una psicóloga se refirió al perfil del imputado, al que definió como una persona con problemas de disfunción sexual. Sostuvo que “para vincularse con la figura femenina la tiene que ver en condiciones de inferioridad, o la descalifica, o establece un vínculo con una femenina que puede manejar, donde se sienta superior. La mujer para él tiene que estar en inferioridad de condiciones”.

Esta descripción dejó en claro por qué eligió como víctima la hija de su pareja, a quien abordó a los 6 años, aprovechándose de su extrema vulnerabilidad. En su relato, la menor relató que fue sometida a prácticas de sexo oral, afirmó que se resistió, pero fue vencida por la superioridad física ejercida por el acusado.

Explicó que, además de esta clase de abuso, también la accedió carnalmente, lo que sucedía en horas de la noche, cuando su pareja no estaba, o bien, estaba bajo los efectos de medicamentos que ingería por un problema de salud. La menor contó que su padrastro la levantaba de la cama, la llevaba a la habitación de su madre y allí era abusada carnalmente.

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Al respecto, la madre de la menor recordó durante el juicio que, en una ocasión, su pareja salió de la habitación, pero tardaba en regresar, Pensó que estaba en el baño, pero cuando fue a buscarlo lo encontró en la pieza de su hija, quien luego le confió que esa noche, cuando ella ingresó a su cuarto, él le había bajado su ropa interior y se disponía a abusarla, cuando la escuchó llegar, así que simuló haber ido a verificar que la computadora estuviese apagada.

Otra alerta, en tanto, la reveló un hermano mayor de la menor, quien reconoció que no pudo creer que su padrastro haya abusado de su hermana, lo que no le impidió mencionar en el debate un hecho que le llamó la atención, pero que nunca le terminó de cerrar.

Rasgos de perversidad

Relató que, en una ocasión, salió al pasillo de la casa, en un barrio del macrocentro y descubrió al acusado apoyado sobre la pared del baño, del lado externo. Dijo que espiaba por un agujero a su prima que había entrado para darse una ducha, aunque, cuando le preguntó que hacía, el imputado se excusó diciendo que se le había caído el chip del celular y lo estaba buscando.

Este relato, que parecía circunstancial, no lo fue tanto, pues una amiga de la menor, en una testimonial bajo circuito cerrado de TV, relató que también tuvo la sensación de que alguien la miraba cuando usaba el baño de la casa, las veces que fue a quedarse con la víctima.

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Esto también fue refrendado por la propia menor abusada, quien al delatar a su padrastro le dijo a su madre que se había animado a revelar todo, pues tenía miedo de que su prima se convierta en otra víctima de su padrastro, quien tenía la capacidad de mantener una conducta como si nada sucediera con la menor, de quien decía era su “preferida”.

En cuanto a los abusos, la víctima explicó que el acusado la “la violó cinco veces”, que, en una ocasión, “estando en su pieza él entró, le bajó el pantalón y la penetró, tenía 6 años; la última vez fue en el 2014, antes de cumplir los 8 años”. Cuando los abusos ocurrían, su mamá dormía. Y agregó que “sentía dolor” por los vejámenes sufridos. 

En cuanto al daño causado, los distintos expertos en la materia, dieron una cabal exposición sobre la afectación que sufrió la menor debido a los reiterados abusos sexuales, los que la llevaron, entre otras secuelas, a autolesionarse, aislarse y presentar serios rasgos de inestabilidad, la que ahora comenzó a superar gracias a la asistencia terapéutica.

También se dejó en claro que no se distinguió en su relato, signos de mendacidad ni fabulación, opinión que revalidó su relato, el que ganó mayor fuerza con el resto de las testimoniales vertidas en el debate, aspecto que fue resaltado por la jueza al momento de fundamentar su veredicto de 11 años de prisión para el acusado.

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