



El arribo de julio significa que, en pocos días, se cumplirán seis meses desde la misteriosa desaparición de Rosmery Aramayo Torres en el norte de Salta, un caso que ha conmocionado a la provincia y que, pese a los intensos esfuerzos de las autoridades, aún no tiene respuestas concretas sobre su paradero, y con una investigación caratulada como femicidio que mantiene a un principal sospechoso detenido, todo esto mientras la comunidad exige justicia.
Rosmery fue vista por última vez el 17 de enero de 2025, cuando salió de su casa en el barrio Ferroviario de Salvador Mazza, junto a su pareja, José Eduardo Miranda, en una camioneta Ford Ranger roja con rumbo a la Ruta Nacional Nº 34. La versión inicial de Miranda sostenía que Rosmery se había alejado voluntariamente, pero esta hipótesis fue rápidamente descartada por la fiscalía tras testimonios clave y pericias en vehículos y objetos personales.
La investigación dio un giro y el caso comenzó a ser tratado como homicidio doblemente calificado: por el vínculo y por mediar violencia de género, lo que implica el agravante de femicidio. José Eduardo Miranda, de 51 años, fue detenido como principal sospechoso. Además, su hijo, José Alfredo Miranda, de 21 años, también se encuentra imputado en la causa, aunque no está detenido.
A lo largo de estos meses, se han realizado múltiples operativos de búsqueda y rastrillajes. El más reciente tuvo lugar el sábado 28 de junio en una laguna de la zona rural de El Chivil, a la altura del kilómetro 23 de la ruta provincial 146, camino a Rancho El Ñato. Este operativo, a cargo de una Unidad Fiscal especial integrada por los fiscales penales Gonzalo Ariel Vega, Pablo Cabot y Rafael José Medina, con la colaboración de Bomberos y la UGAP Tartagal, buscaba indicios sobre el paradero de Rosmery, aunque sin resultados positivos.
Paralelamente a los rastrillajes, equipos de investigación han continuado entrevistando a habitantes de parajes y puestos rurales de la zona, buscando cualquier información que pueda ser relevante. Si bien las condiciones climáticas han dificultado algunos procedimientos, la fiscalía ha destacado la labor de los cuerpos intervinientes, reafirmando que la investigación sigue activa y sin descanso.
Desde la querella, a cargo del doctor Alberto Siriani, se han presentado avances significativos. Recientemente, dos testigos de identidad reservada brindaron su testimonio, y se espera la declaración de dos efectivos policiales sobre una supuesta confesión "intramuro" del acusado Miranda. El letrado ha asegurado que las acusaciones se mantienen y que esperan que la Fiscalía pida elevar a juicio próximamente, confirmando que "estamos en presencia de un femicidio".
Un elemento clave en la investigación es una prenda con sangre encontrada en el domicilio de la pareja. Esta prenda se encuentra en análisis y sus resultados se cotejan con muestras de ADN de dos familiares directos de Rosmery, lo que podría aportar datos cruciales para la causa.
Las autoridades insisten en que cualquier dato, por mínimo que parezca, puede ser fundamental para esclarecer el caso.











