Llevarán a juicio civil al sacerdote Gamboa por incumplimiento de cuota alimentaria
Hace un mes que el caso de Carlos Gamboa llegó más allá de los muros de la Iglesia. A la institución religiosa se le reprocha haber ayudado a ocultar que el sacerdote tenía una hija. Un tribunal eclesiástico juzgará al bajo los ojos del derecho canónico y en el fuero civil.
Sociedad04/09/2018"No cumplió con las leyes. En un inicio negaba la existencia de su hija, luego tuvimos problemas con la manutención", explicó Virginia Arias a El Tribuno, mamá de Agustina Gamboa, que ya se reunió con un abogado especialista en casos eclesiásticos para trazar los pasos a seguir.
Entre los nuevos rumbos, decidieron ir solo por el fuero civil. "El 10 de agosto nos llamó Loyola Pintos. Nos dijo que le iban a iniciar a Gamboa un juicio en el fuero canónico y que quería nuestros datos para citarnos como testigos. Al principio dije que sí porque si no iban a decir que nosotros nos estamos oponiendo de que haya justicia. Pero luego, informándome un poco más, cambié de parecer", relató la mujer.
Luego del fulgor de la denuncia, Virginia se puso en contacto con especialistas que la asesoraron y comenzó a empaparse de los procesos. Justifica la decisión de apartarse del juicio religioso por considerarlo poco parcial, sin mayores consecuencias, y un intento de establecer procesos paralelos al de la Justicia ordinaria para evitar consecuencias.
"Los juicios canónicos son una pantalla, una pantomima, implican traslados de sacerdotes, pero no hay mayores consecuencias para ellos. En muy pocos países los sacerdotes son juzgados entre sí mismos, no hay fuero canónico. Deberían ser sometidos al tribunal común, como cualquier ciudadano. Como cualquier padre que acude ante un juez para arreglar la manutención de su hija", especificó Arias.
Para la mujer, que apoyó a su hija en la denuncia pública, los arreglos que hizo con Gamboa por fuera de la Justicia ordinaria son una clara muestra de la evasión que realiza la Iglesia: "Me di cuenta que los arreglos extrajudiciales que me pedía Gamboa fueron porque instauran un modus operandi que cumplen a rajatabla, por fuera del ámbito de la Justicia", manifestó. Consideró que lo hacen "para que no haya marcas en ellos ni en la institución. Operan desde las sombras, con arreglos extrajudiciales. Por eso no nos presentaremos de testigos, hay que romper con esos cercos y que sean juzgados en tribunales comunes".
Arias apuntó más allá. "Es mi deseo y propósito restañar las heridas causadas a la señorita Agustina Gamboa", dijo en una carta monseñor Mario Cargnello. "Hablan de restañar heridas, pero ni la llamaron a Agustina para saber cómo está", advirtió Virginia. Pero su molestia no es solo contra el monseñor, sino también contra el vicario Dante Bernacki, quien se sumó a la polémica afirmando que "toda la gente sabía que había una hija... o algo así". "Bernacki era amigo de mi mamá. Cuando Agustina denunció, mi mamá le dijo que ella había intentado ayudarla mostrándole su partida de nacimiento a Bernacki", aseguró.
La mujer pidió por autocrítica: "La Iglesia debe preguntarse por qué hay tantos curas pedófilos encubiertos dando misa. Por qué tantos curas rompen con el celibato y no se hacen cargo".
La decisión de no participar en el juicio eclesiástico aún no fue comunicada a la iglesia. "Me dijeron que la citación iba a llegar en 15 días, y nunca nos llegó ni nos volvieron a hablar. Me da la sensación que a esto lo hicieron para dilatar, ahora viene el Milagro, se concentran en otras cosas y que esto quede solo como un mal momento que pasó la Iglesia", analizó la madre de Agustina.
La familia Arias afirma que la difusión del caso animó a otros denunciantes a contactarlas. "Según datos de una resolución que surgió hace tiempo en Irlanda, donde se avanzó en el reconocimiento de hijos de sacerdotes....Se calculan que hay 400 mil curas en el mundo, y uno de cada tres rompe con el celibato. Es decir que hay 4 mil personas que están en la situación de Agustina", detalló Virginia. Con la historia de Agustina muchos compartirían la sensación del rechazo, "el relato de mi hija es muy similar al de todos ellos, se sienten negados", expresó Virginia.