Belén fue valiente. Luego se sufrir un terrible ataque sexual cuando salió de una fiesta en abril de 2018, donde la secuestraron, robaron y abandonaron junto a su abogada denunció públicamente cada situación irregular que vieron en la búsqueda de justicia.
Una y otra vez contó lo vivido, ante fiscales y a la prensa, también en sus redes sociales, no encontró otra herramienta para que la investigación sea ágil y seria. Finalmente Agustín Balmaceda, Raúl Gonzalo Molina, y M.S.M están sentados en el banquillo de los acusados y hoy se conocerán los alegatos y posterior sentencia.
Ayer se recibieron las últimas pruebas testimoniales, los tres son juzgados por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido por dos o más personas, en concurso real con hurto simple.
Belén ante los jueces Mónica Faber (presidenta), Gabriela Romero Nayar y Marcelo Rubio (vocales) contó que esa noche concurrió con una amiga a una fiesta que se realizaba en la casa de un conocido, en barrio Intersindical.
Se retiró del lugar porque estaba aburrida y le pidió a su amiga que la acompañara. Ella accedió. Balmaceda y un joven llamado Facundo las acompañaron hasta la parada del trasbordo del colectivo, cerca del puente del barrio Intersindical. En el trayecto, Facundo le solicitó a su amiga que lo acompañara unas cuadras más al fondo. Ella se quedó sola con Balmaceda y entonces el imputado, sin mediar palabra, la sujetó del cuello con ambas manos, impidiéndole que gritara y cortándole la respiración. En ese momento se acercó un automóvil oscuro y la obligaron a subir, alcanzó a advertir que en su interior se encontraba M. S. M., en el asiento del acompañante. Posteriormente se desmayó y cuando se despertó se encontraba en un descampado situado entre los barrios El Bosque y Santa Ana. Tenía el pantalón y la bombacha abajo, a la altura de la rodilla y un dolor intenso en sus partes íntimas.
La denunciante agregó que, antes de retirarse del domicilio donde se realizaba la fiesta, advirtió que le habían robado el celular que había dejado cargando en un ambiente de la casa.