La sociedad salteña no sale de su conmoción tras el fallecimiento de Octorina Zamora, la referente de las comunidades originarias de la provincia, quien recibió su último adiós este jueves cuando sus restos fueron sepultados.
Un grupo muy nutrido de familiares, conocidos, amigos y vecinos acompañaron al cortejo fúnebre hasta el cementerio de la Divina Misericordia, donde se realizó un sencillo, pero muy emotivo, acto donde no faltaron los reconocimientos y aplausos.
El gris del cielo parecía acompañar a los presentes en el entierro, pero el color provenía de las banderas wiphala que muchos portaban en sus manos, vestimentas o sus soportes, flanqueando el ataúd que llegó acompañado de sendas coronas de flores hasta el cementerio.
“Seguiremos tu lucha por siempre”, fue la principal promesa que los seguidores le manifestaron. “Octorina fue una luchadora incansable de nuestros pueblos originarios, de nuestras mujeres, continuaremos tu legado, ese que defendiste con tanta pasión”, fueron las palabras de un familiar.
Cabe señalar que se encontraba internada desde hace algún tiempo y su estado de su salud se agravó. Horas antes de su fallecimiento, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) la había reconocido con la distinción honorífica “Eulogio Frites”, en reconocimiento a su trayectoria y compromiso incalificable en la defensa permanente de los derechos de los pueblos originarios.