El reproche de su hija a la azafata detenida por amenaza de bomba: "Me podés cagar la vida por una pendejada"

Nacional 31/05/2023
hija

La azafata Daniela Carbone (47) está detenida desde el domingo acusada de ser la autora de la amenaza de bomba en el vuelo AR1304 de Aerolíneas Argentinas, que debió ser evacuado en su totalidad (270 pasajeros) el 21 de mayo cuando estaba por partir rumbo a Miami desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

"Decile al capitancito que le pusimos tres bombas en el Miami. Que se deje de joder con la política y chequee el avión porque van a volar en mil pedazos", dice el audio con una voz distorsionada que para la Justicia es la de la azafata que lleva trabajando en la empresa más de veinte años. El juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena confirmó que Carbone utilizó el teléfono de su hija con un chip prepago.

Esta situación habría sido motivo de discusiones entre la comisario de a bordo, que el martes se negó a declarar ante la Justicia y sigue presa en el Aeropuerto de Ezeiza, y su hija de 21 años.

Clarín accedió al mensaje que la mujer, ex de otro tripulante que iba en el avión, habría enviado por WhatsApp y con voz distorsionada, y por el que fue detenida.

El domingo 28 de mayo, pasadas las siete de la tarde, la tripulante de cabina no imaginaba que iba a ser detenida un rato después de aterrizar en Ezeiza luego de regresar de Miami en un vuelo de la aerolínea estatal para donde trabaja hace dos décadas. Según pudo reconstruir Clarín, Carbone se comunicó con su hija Candelaria, con quien mantuvo un diálogo con cortocircuitos.

La azafata había viajado a Estados Unidos el viernes 26 y el domingo le tocó regresar a Buenos Aires. Extrañaba mucho a su perra y su gata, "los memes", a los que en sus perfiles de redes sociales considera sus hijos.

Apenas pisó tierra firme, Carbone se comunicó con Candelaria, le dijo que estaba "muy cansada", que el vuelo se le hizo "interminable" y le pidió que le diera una mano para ordenar. Una de las preocupaciones eran las balanzas que la tripulante usaría para pesar los equipajes cuando está en el exterior y no volver excedida de peso. Se sospecha que la azafata hacía las veces de "bagayera", es decir, traía productos por encargo entre sus pertenencias.

El clima entre madre e hija venía tenso toda la semana mientras las dos intentaban insistentemente recuperar la clave de iCloud -la nube que almacena los datos de iPhone- de Daniela. Se presume que perdió el acceso a su cuenta cuando hizo el cambio de chip para hacer la amenaza de bomba, según la hipótesis de la investigación.

Cualquier cosa era motivo de chisporroteos, como por ejemplo, que Candelaria tardara algunos minutos en responderle a Daniela los mensajes en los que le daba instrucciones para intentar loguearse desde distintos dispositivos, recordar mails y contraseñas.

O también que la hija y su novio hayan usado la parrilla de la casa en ausencia de Daniela: "Es un quilombo limpiarla si no se usa papel de aluminio" y, hasta le habló de un "posible escape de gas". La joven, irascible, respondió de mala manera: "Uy, pará, siempre tenés algo para decir", a lo que la azafata le devolvió sin anestesia: "Ya sé que volví y te cagué la vida".

No eran todavía las ocho de la noche del domingo y la trifulca no aflojaba. "Estás infumable". "No se te puede hablar". "Estuve trabajando y lejos de casa cinco días". "Llegas y no parás de dar indicaciones". "Ya sé que tengo que ayudar". Así, palabras más, palabras menos, resultaba el diálogo entre Carbone y su hija. "Si vas a estar con cara de orto cuando llegue y no se te puede hablar, andate a lo de tu novio... Todos estos días estuviste con él en casa".

Nada presagiaba lo que estaba a punto de suceder en Ezeiza. El desgano de Candelaria para responder a la catarata de preguntas de Carbone, que quería, insistentemente, saber como estaba su gatita Blanquita. "Blanca está bien, tranquila, que no se murió. Y la parrilla está limpia", devolvió la hija con sarcasmo, respuesta que subió la temperatura de la azafata recién aterrizada. "Sos una mentirosa, no te creo nada, sólo pensás en vos".

Reproche va, reclamo viene, Carbone quería hacerle entender a su hija que colaborara un poco más en la casa, pero no lograban coincidir. "Todo es mi culpa, no se te puede hablar", insistía la azafata, mientras que Candelaria no la dejaba pasar. "Cuando bajes un cambio, seguimos hablando. Con vos así, no se puede".

La Policía de Seguridad Aeroportuaria, al momento de detener a la azafata Daniela Carbone.

La charla candente se elevó cuando Carbone le señaló su egoísmo a su hija, que sin anestesia le enrostró: "La egoísta sos vos, que me podés cagar la vida a mí por una pendejada". La "pendejada" tendría que ver con el uso del teléfono de la joven para hacer la amenaza.

Pasaron algunos minutos más, los pasajeros que llegaban a Buenos Aires terminaban de bajar del Airbus A330 de la aerolínea de bandera. Las dos mujeres se peleaban por plata. Hasta que algo cambió todo: "Hija, me llevan detenida", dijo Daniela. Candelaria no lo podía creer. Su madre le pidió que llamara urgente a un contacto.

Candelaria hizo el llamado indicado y se desayunó con todo lo que estaba ocurriendo. Carbone, mientras era llevada detenida, alcanzó a decirle a Candelaria: "Hija, ni una palabra a nadie". /Clarín

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