"No me arrepiento", la palabra del "Panadero" Napolitano 10 años después del gas pimienta

Nacional15/05/2025
gas pimienta

“Yo me inmolé por Boca y no me arrepiento. Es lo mismo que sepa que van a entrar a robar a mi casa con mis hijos adentro y me quede de brazos cruzados sin hacer nada. El tiempo me fue dando la razón, pero ya está, ya pasó. Nunca quise hacerme famoso y siempre preferí resguardar a mi familia. Algún día nos vamos a sentar dos horas y voy a contar todo, pero hoy no es el momento”, dijo "El Panadero" Napolitano a TyCSports.

El hombre del gas pimienta, el que arrojó aquel líquido en el entretiempo cuando el plantel de River volvía para jugar los 45 minutos restantes y que terminó suspendiendo el partido de octavos de final de la Libertadores 2015 del 14/5/15 que estaba 0-0 (en la ida había sido triunfo Millonario 1 a 0) y con la Conmebol dándole el triunfo “en el escritorio” a River por 3 a 0. Copa que terminaría con River campeón.

Tras 10 años, Napolitano asegura no estar arrepentido. Atrás quedaron los días en que lo escrachaban en la panadería de Valentín Alsina, atrás quedaron las jornadas en que su cara era el rostro del mal para los habitantes de la Bombonera. Hoy, el Panadero sigue trabajando en el rubro de siempre y se maneja con un bajo perfil absoluto que, afirma, le permitió recuperar la vida. Y a diez años del episodio que lo marcó para siempre sólo agrega que “el fútbol es una runfla” y no dice más.

"Estaba todo arreglado para que pasara River, igual que todo lo que vino después. Nunca quisimos suspender el partido, era sólo meter presión y se fue de las manos, porque la idea no era dañarlos físicamente, sino que sintieran que esto es Boca. Y hoy, después de todo este tiempo, la gente está viendo lo que pasa. Que estaba y está todo arreglado. Por eso creo que voy a poder volver a la cancha: el hincha sabe que nunca quise perjudicar a Boca y que quienes lo están perjudicando son otros”, continua.

Cumplió la probation que acordó con la Justicia ayudando en la parroquia de su barrio y colaborando con otras entidades y también se le venció a fin de 2019 la prohibición para ir a la cancha. Después vino la pandemia, claro, y la pregunta del millón es si volvió o no a la Bombonera. Ninguno de sus allegados responde, pero más de uno se sonríe cómplice ante la requisitoria.

En la calle ya nadie lo insulta, en el barrio volvió a ser el Tano, el pibe que hace el pan y habla de Boca, y suele ir a comer afuera pasando inadvertido. “Ustedes me trataron como a un delincuente pero la gente sabe que no lo soy y sólo me desbordó la pasión”.

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