Episodio 7: “Pasto del norte”, por Nico Cortes

Los elegidos06/07/2025
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“Bendecidos por la varita mágica del Señor. Dotados de un talento único y universal. Así como dichosos, obligados a ofrecer sus recursos al resto de la humanidad. Estos personajes nacieron con lumbre propia, con un ángel celestial. Dedicados a ciudadanos ilustres, con fuego sagrado en su interior, que vinieron a hacer de nuestro mundo, un sitio mejor…”

Episodio 7: “Pasto del norte”, por Nico Cortes

Parece estar hecho para deslumbrar.Tiene entre sus dedos, cuerdas enredadas y entre sus cabellos, miles de historias por contar. Es enigmático. Misterioso. Reservado y alejado de lo trivial. 

Oscar Alfredo Salomón, dijo su madre en los registros. Reposa en una esquina de La Silleta, casi Campo Quijano. Es la ciudad de Salta,  su lugar. Aparecen por sus recuerdos infantes, Villa Primavera. Las comparsas. Los amigos. -“Menos los boludos”, solía aclarar-. Lo escoltan unas hojas de albahaca y unas leñas que comienzan a arder. Parece que su mente vuela con los pájaros. Mira al cielo contemplando el más allá. Camina por nuestros suelos, pero habita en otra dimensión. 

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Respira y expira arte. Tiene el don de la palabra hilada con sensibilidad, bordada con pasión. Le brotan versos y poesías como tierra fértil de semillas con agua y sol en el valle calchaquí. Pues el hombre ha nacido en suelo apto, cuna de cultura popular. Cimiento del folclore nacional. Es dueño de la tinta y en el papel es sangre del corazón, la voz del silenciado, del oprimido, del engañado, como también del enamorado, del soñador, del pescador.

“Yuyo Montes”, se llama su alma y deambula por todas las épocas. Retumba en cada casona del norte argentino y hace eco por todo el país. Cómo la empanada, una insignia. Con amigos en común, prometimos conocernos y ese cáncer se nos interpuso en el camino. Quizás en otra vida, nos cambiemos letras. Tal vez, en otro momento, charlaremos del amor y el desamor. De lo convencional, de lo establecido. De lo poco habitual, de los rebeldes, de nuestro recorrido. 

Se escucha tu voz en alguna canción. Hay imágenes que te recuerdan. Pero las letras. Benditas letras. Estás vivo allí, como latiendo cada palabra en nuestras palabras. Cómo soplando en cada suspirar de cada canción. Se adhiere a la piel tu clamor, como por las venas los flujos. A veces dudo y otras veces pienso del amor.¡Te preguntaría tantas cosas! Es que es tan enigmática la vida y sus variables. Pero el amor, precisamente el amor. Ese vínculo, ese sentimiento. Lo construido y lo destruido. El hombre y la mujer. La ilusión y la decepción. Los ideales. El peso del pasado. Las heridas de la infancia. Los celos. Malditos celos. 

Entre miles de historias. De experiencias, de vivencias con miles de encuentros. ¿Quien sabrá más del romance, del amor fraterno?¿Del conyugal y del aventurero?¿Quien más sabrá del desamor, de la fantasía y del amor deshecho? Todo eso en tus cuentos. En estribillos que tanto sienten y tanto dicen. Alguna vez prohibido, restringido. Hoy tan legal como obligatorio y casi un himno. 

Entre el gris y el azul. Entre moras blancas y negras. Ahí estás tú. Cómo la música, indispensable. Cómo la melodía erótica y el amor fatal. Cómo la zamba, “Yuyo Montes”, inmortal.

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