Depresión posparto: ¿Cómo detectarla y combatirla?

Muchas mujeres no son diagnosticadas ni reciben tratamiento. Pedir ayuda es una de las medidas que ayudan a superar la depresión posparto, pero hay más. Y se puede prevenir.

Sociedad 14/11/2016

Este es el testimonio de Maribel, una mamá que atravesó una profunda depresión tras el nacimiento de su primera hija y tan solo cuando, con la ayuda de su médica y de una psicóloga, empezó a sentirse mejor, pudo explicar lo que había vivido.

«Estaba insoportable. No tenía ganas de nada, bueno sí, de estar metida en la cama todo el día. Miraba a mi niña y solo sentía pena, me daba lástima pensar que yo era su madre y no la podría cuidar como se merecía, que en aquellos momentos me daba igual o incluso llegaba a desear no haberla tenido... Pasaba así la mayor parte del día, dándole vueltas y vueltas a todo. No podía entender por qué estaba así y tampoco quería explicar a nadie cómo me sentía, me avergonzaba de las cosas que pensaba».

Si tú sientes algo parecido, puede que estés pasando una depresión posparto, una enfermedad que requiere tratamiento psicológico y médico urgente.

¡Qué bonita es la maternidad… de otras madres!

El hecho de que el embarazo haya sido planeado y deseado no impide que algunas mujeres acusen un considerable bajón de su estado de ánimo en las semanas o meses que siguen al parto.

 La visión idealizada de la maternidad que se percibe en nuestra sociedad, a través de frases como «ser madre es una experiencia maravillosa» o «tener un hijo es lo más bonito que me ha pasado en la vida», dificulta que muchas mujeres se atrevan a expresar sus sentimientos con sinceridad.

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Causas de la depresión posparto

No se sabe cuál es la causa exacta, pero sí que existe un cúmulo de circunstancias que pueden favorecer o desencadenar esta depresión.

Ciertos trastornos físicos, como la anemia o una alteración de las hormonas tiroideas, pueden favorecerla. Por eso, ante la primera sospecha de que la madre no está bien, conviene que visite a su médico para que descarte cualquier otra alteración.

La experiencia del parto. Haber tenido un parto traumático, con fórceps o cesárea urgente, o un bebé prematuro, o que ha requerido un ingreso hospitalario, son experiencias duras que pueden desencadenar una depresión o incluso un síndrome de estrés postraumático.

La falta de sueño y el agotamiento. Por eso es muy importante aprovechar cada ratito en que el bebé duerme para descansar o dormir junto a él; incluso las pequeñas siestas de 20 minutos mejoran el estado de ánimo de la madre.

No eres una súper mujer, pide ayuda

Las mujeres de hoy en día padecemos el síndrome de la súper mujer. Hemos crecido sintiéndonos capaces de hacer cualquier cosa que nos propusiéramos, pero encima estamos poco acostumbradas a pedir ayuda o a conocer nuestras limitaciones.

La llegada del primer hijo a menudo desencadena una crisis que puede acabar en depresión. Por primera vez, muchas mujeres sienten que ya no pueden con todo. De hecho, a menudo sienten que ya no pueden con nada. «¿Pero, cómo estoy tan mal si no hago nada en todo el día?», es una pregunta recurrente entre las madres que sufren depresión posparto.

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Ese «no hacer nada» suele incluir: cuidar del bebé todo el día, amamantarle, cambiarle cinco o seis veces de pañal, atender ocho llamadas telefónicas, hacer la lista de la compra para el padre, levantarse tres veces en medio de la noche, etc.

Y encima se sienten mal por no haber invitado aún a los tíos y primos a que vengan a conocer al bebé, ni haber organizado el álbum de fotos... A veces la casa se puede caer encima, y lo que sienten muchas madres son unas ganas enormes de salir corriendo.

Obsesión por el bebé

En otras ocasiones, la depresión se manifiesta en forma de obsesión por la salud del bebé o por su alimentación. Muchas madres visitan al pediatra repetidamente buscando un apoyo que haga más soportable la inseguridad que sienten con su bebé. Y algunas llegan a tener pensamientos angustiosos, como expresaba una mujer que se sentía incapaz de bañar a su hijo por miedo a ahogarlo.

En realidad, el primer consejo para cualquier madre deprimida es que no esté sola con su bebé. Así, todo es menos agobiante. Las posibilidades de que le haga daño son remotas, pero la angustia que siente la madre mejora bastante al sentirse acompañada.

El problema es que la relación con las personas más queridas suele ser difícil porque en el puerperio la sensibilidad está a flor de piel.

La ayuda no debería recaer solo en el padre. De alguna forma, él también vive su propia depresión: «Ella ha cambiado», «no sé si nuestra vida de pareja volverá a ser algún día cómo antes», «se viene abajo y yo me siento solo, y no sé cómo ayudar...». Lo ideal es contar también con la ayuda de una madre experta: la abuela, una hermana o una buena amiga.

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El efecto de la depresión posparto en el bebé

Los estudios más recientes han descubierto que el efecto de la depresión materna sobre el bebé puede ser mitigado gracias al cariño y cuidados de otras personas cercanas a la criatura.

Sin embargo, es cierto que los bebés sufren cuando sus madres están mal. Recuerda que lo que sí que necesitan todos los bebés es estar acompañados todo el tiempo. Por eso es tan importante que cuando la madre está deprimida, no esté sola.

No es bueno suprimir la lactancia para iniciar un tratamiento psicofarmacológico, pues la lactancia atenúa el efecto de la depresión en el bebé. Además, hay antidepresivos compatibles con la lactancia. La madre deprimida que consigue seguir amamantando merece un aplauso, ya que no es fácil dar de mamar cuando se tiene la autoestima tan baja.

Estrategias para prevenir la depresión postparto 

  • Duerme todo lo que puedas, cada pequeño momento es importante.
  • Sé realista, date tiempo, aunque no lo creas, pasará.
  • Busca el contacto con otras madres en los grupos de posparto, de lactancia o de crianza, en los parques o incluso a través de Internet.
  • Sal a pasear a diario, aprovecha para tomar un ratito de sol y hacer ejercicio suave: caminar o estirarte en el parque.
  • Tu bebé te quiere a ti y no se le ocurre compararte con otras. ¡No te compares tú!
  • Simplifica tu vida. Los bebés no necesitan el baño diario, ni que la casa esté reluciente.
  • Intenta posponer las visitas hasta después del primer mes, para poder descansar al máximo.
  • Aprende a pedir ayuda, no te cortes, te sorprenderá saber cuánta gente está dispuesta a traerte una buena cesta de fruta o llevar a tus hijos mayores a dar una vuelta mientras tú descansas.

Fuente: Ser Padres- Ibone Olza es médico psiquiatra.

 

 

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