Fue a bailar, lo golpearon y tiraron inconsciente a la calle

El joven asegura que no hizo nada. Lo único que recuerda es que lo llevaban con las manos atrás. Despertó en el hospital. La policía no detuvo a nadie. El agresor habría sido escondido por la seguridad del local.

Policiales 15/05/2017

El muchacho, muy golpeado en su rostro, dijo a El Tribuno casi balbuceando que concurrió en la noche del sábado al boliche "One" de la Balcarce junto a sus amigos Exequiel y Guido.

"No sé qué me pasó, no puedo recordar los golpes ni quién me golpeó, solo tengo presente que mientras bailaba vino alguien, me tomó por detrás, me agarraron las manos y después me hicieron dar contra el piso de la vereda del boliche. Cuando desperté estaba internado en la guardia del hospital San Bernardo, y mi hermano al lado mío. No puedo creer lo que estoy pasando porque realmente yo no hice absolutamente nada, como decimos nosotros "0 quilombo', pero igual terminé en el hospital".

"Lo peor es que nadie se hizo cargo de nada. Me tiraron a la vereda y ni siquiera la policía investigó nada. Quiero decir que llamaron una ambulancia, tuvieron un herido grave en la vía pública pero nada de nada después. Un NN como dicen y yo creo que no es así", dijo a El Tribuno Marcelo Fabián Esteban (20), de profesión empleado gastronómico.

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"No hicimos nada malo, pero nada, absolutamente. Tal es así que mis amigos nunca fueron molestados ni por la seguridad ni por los mozos. Ellos vieron claramente cuando me comenzaron a empujar y yo ya iba con las manos atrás, porque me llevaron haciéndome una toma. Cuando ellos lograron llegar a la puerta me encontraron convulsionando y escucharon que uno de la seguridad del boliche le dijo a otro empleado "cómo lo vas a golpear así contra la vereda'".

Desfigurado

"No sé qué pensar, si me tiraron con las manos atrás o qué sé yo. Me vi en el espejo en el hospital y estaba totalmente ensangrentado, con moretones en la frente, la nariz, la boca, el mentón y mis manos están intactas, o sea nunca me llegué a defender siquiera".

"Pero lo peor me entero a estas horas -por la tarde de ayer-. Mis amigos vinieron y me contaron que cuando me hallaron en el piso convulsionando solo había un mozo y un patovica, cuando vio que éramos amigos o familiares se metieron urgente adentro. Ahí uno de mis amigos quiso detenerlo y entonces apareció de inmediato la policía para evitar que entrara para ubicar al agresor. Mientras eso sucedía, mi otro compañero Exequiel llamó al 911 y al Samec".

"Yo estaba desangrándome y convulsionando. Exequiel me acompañó en la ambulancia mientras Guido exigía la detención de los agresores, pero en vano".

Según el testimonio de Marcelo, la policía lo hizo quedar hasta el final del boliche, es decir hasta las 5.30  y al sujeto que lo agredió lo habrían protegido personal del boliche.

balcarce

El testigo

Uno de los amigos de Marcelo Fabián dijo ayer a El Tribuno: "Me agarré con todos los que estaban en la puerta, les exigí que entregaran al agresor, pero en vano".

"La policía llegó solo para hacernos perder tiempo. Me decían que ya íbamos a entrar para identificar a los agresores mientras pasaban los minutos. Es decir estuve en la puerta hasta las 5.30, más o menos una hora después de los hechos. Eso era una clara maniobra para darle la posibilidad al sujeto de huir".

"La verdad es que no vimos cuando lo golpearon, solo escuché el tema de la vereda. Pero sí vi cuando lo llevaban con las manos en la espalda hacia la puerta".

"Cuando salí hallé a Marcelo boca abajo en un charco de sangre, convulsionando, completamente inconsciente, mientras uno de la seguridad le recriminaba al otro por una acción descalificante. Pero solo fue eso, ni siquiera se agacharon para ver su obra, para saber si a quien habían arrojado a la calle en ese estado respiraba aún".

"La verdad no entiendo esta violencia brutal, sobre todo contra un chico educado, livianito, que no se resistió a nada".

En tanto, una hermana del joven lesionado aseguró que no sabe qué camino tomar. Si creer en la Justicia o si van a buscar a ese sujeto para tener una conversación más ecuánime en peso y talla.

La víctima, muy dolida por el momento sufrido, aseguró que personalmente no pudo ni siquiera ver a sus agresores y mostró sus manos temblorosas aún por el trauma, que no pudieron ni siquiera evitar la última caída, sobre la vereda.

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