Esta noche Eduardo Alonso Crespo dirigirá a la Orquesta Sinfónica

En el marco del Ciclo Directores Invitados, Eduardo Alonso Crespo dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Salta, en un imperdible concierto que permitirá al público disfrutar de tres grandes obras de su autoría. El mismo se realizará este hoy, a las 21, en el Teatro Provincial.

Cultura26/04/2019
eduardo alonso crespo

Esta noche, a partir de las 21 hs, la Orquesta Sinfónica desplegará su esplendor, pero no bajo la tradicional batuta de Noam Zur, director estable del cuerpo. Para la ocasión, los músicos serán dirigidos por el director y compositor Eduardo Alonso Crespo. 

El repertorio incluirá el Adagio para cuerdas Lady Macbeth, op. 8b, de la música incidental para el drama de Shakespeare y el estreno mundial del Concierto para Violín Nº 2, Op. 32, con Gerardo Solórzano como solista en violín. En la segunda parte se escuchará una de las obras más emblemáticas del director tucumano, la Sinfonía Nº 5, Op. 31.

Compuesta especialmente para la Camerata Lazarte en ocasión de la producción de la obra teatral en Tucumán en 1994, la música incidental para Macbeth tiene once movimientos en su forma original. El Adagio Lady Macbeth retrata el tema universal de la ambición y del poder corrupto, con un lenguaje musical latinoamericano. Es el retrato del amor distorsionado que empuja al protagonista a su propia destrucción.

El Concierto para Violín Nº 2 consta de tres movimientos conectados entre sí, que plantean la tensión rítmica inherente en la música tradicional argentina: la rítmica binaria de los centros urbanos versus la rítmica ternaria del folklore de origen campesino. El segundo movimiento, que da protagonismo al violín,  comienza con un fuerte perfil expresivo dando lugar a un tema más lírico.

La Sinfonía Nº 5, Op. 31  es una de las composiciones más emblemáticas de Alonso Crespo. A lo largo de sus cuatro movimientos, la sinfonía pinta un verdadero fresco orquestal del ADN tucumano: sus rasgos profundos en el breve Adagio introductorio, su despliegue de ajetreo y optimismo cotidiano en su Allegro moderato, su habilidad, su picardía y su gracia en el Scherzo, sus  majestuosos y nostálgicos paisajes en el Largo y - sobre todo - su fuerza, su empuje, su perseverancia y su sed de destino en el Finale. Todo arropado en el más estricto lenguaje sinfónico, lo que la convierte en una auténtica sinfonía argentina, llamada a sumar la Cuna de la Independencia al repertorio sinfónico universal.

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