Las candidaturas que nadie entiende: La doble de Leavy y Nanni con Romero

El fin de semana, conocidos ya todos los nombres en las diferentes candidaturas a cargos nacionales, dejó muchos tragos amargos, y sapos que pocos digieren. Todo sea por un cargo.

Política 24/06/2019
leavy - conferencia

En Salta hay 4 espacios bien marcados: El urtubeicismo, el macrismo, el kirchnerismo y la izquierda. De eso no hay dudas. Pero lo que pasa adentro de cada uno de ellos, no es tan claro.

Por ejemplo nadie entiende que Sergio “El Oso” Leavy vaya como candidato a senador nacional si dijo por todos lados que quiere ser gobernador. Esto de las candidaturas testimoniales ya lo vivimos y es algo que pensábamos había quedado en el pasado, porque representa "la estafa política más vil" que se le puede hacer a la ciudadanía.

Y el ex intendente de Tartagal, ya sabe de estas cuestiones turbias, que rozan lo ético, ya que lo hizo cuando no quería irse de la intendencia y quería mantener ambos cargos: De jefe comunal en Tartagal y de Diputado Nacional.

¿Será que ahora pretende ser gobernador y Senador Nacional al mismo tiempo? Una locura que poco tiene que ver con mejorar la imagen de la dirigencia política en la sociedad, cansada de estas maniobras especulativas.

¿Y Nanni?

Tampoco se entiende lo que hizo el frente Juntos por el Cambio, es decir quienes apoyan a la fórmula Macri – Pichetto a nivel nacional.

Si hay alguien que toda la vida atacó, criticó y cuestionó al ex gobernador Juan Carlos Romero, actualmente senador nacional, fue el radicalismo con Miguel Nanni a la cabeza. Es más, ese mismo motivo hizo que en las pasadas elecciones la UCR local no adhiera a Cambiemos y fuera con candidatos propios.

Por eso muchos se sorprenden y en la sede de calle Mitre exigen explicaciones a los gritos. Más aún cuando sabían que Nanni pretendía disputar en las PASO la senaduría.

Que Miguel Nanni vaya de candidato a diputado nacional, en la misma boleta que lleva a Juan Carlos Romero como candidato a Senador, va a quedar en la historia. Una candidatura circunstancial no puede opacar o sepultar la carrera política de un dirigente.

La coherencia es un valor que escasea cada vez más. Y eso se paga.

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