Femicidio de Jéssica González: empleados del hotel alojamiento contaron lo que ocurrió esa noche

Con la declaración de cuatro testigos continuó hoy el juicio seguido contra de Raúl Antonio Pérez , imputado por el delito de homicidio agravado por tratarse de femicidio, en perjuicio de la joven de 39 años.

Justicia 19/09/2019
jessica gonzalez
Jéssica González

En primer término declaró un conocido de Jéssica González, miembro de la comunidad evangélica que dirigía la madre de la víctima. El testigo refirió que el 20 de septiembre de 2018 vio a la joven entre las 19 y las 19.30, en una parada de colectivos ubicada en Villa Lavalle, sobre avenida Tavella. Precisó que alcanzó a verla desde su automóvil y que Jéssica se encontraba sola.

Acerca de la relación entre la víctima y el imputado –quien también concurría al culto- manifestó que eran conocidos de la iglesia y que nunca advirtió que ella tuviera un trato especial hacia él.

A continuación declaró una empleada del hotel alojamiento donde fue encontrado el cuerpo de la víctima junto al imputado. La mujer dijo que era la encargada de turno en el establecimiento: se ocupaba de anotar el ingreso de los clientes y de cobrarles.

La testigo relató que el auto negro con vidrios polarizados del imputado entró alrededor de las 20.30. Ella lo anotó y el vehículo se dirigió a una de las habitaciones. Cuando terminó el turno, llamó para informarle al cliente que se había cumplido el tiempo y del otro lado de la línea el sujeto le respondió que iba a necesitar dos turnos más.

Este plazo también se cumplió y, alrededor de las 23, volvió a llamar para comunicárselo. Una vez más, el sujeto le respondió que se iba a quedar más tiempo. Consultada por la fiscal, con respecto a este breve diálogo, la mujer señaló que le percibió al cliente una voz extraña, como si estuviera alcoholizado.

“No era normal, hablaba como trabado”, describió. Dijo que en ningún momento escuchó ruidos dentro del cuarto. Refirió que en un momento se acercó a la cochera para ver bien el color del auto porque temía que el cliente se fuera sin pagar –algo que sucede de vez en cuando – y desde ahí pudo percibir un silencio total.

La testigo dijo que en el motel solo se registra el ingreso de los autos y la habitación que se ocupa. Y aunque el establecimiento no admite la entrada de más de dos personas por vehículo, no tienen forma de verificar esta norma porque no se identifica a los ocupantes.

Señaló que los clientes pueden quedarse más de un turno si así lo desean y que la noche del hecho había tres habitaciones ocupadas en el motel. Su turno terminó a las 23 y se retiró.

Seguidamente declaró el empleado que ocupó el rol de conserje a partir de esa hora. Dijo que, al tomar su turno, le pidió a la mucama que fuera a la habitación donde se encontraba el imputado para comunicarle que tenía los turnos vencidos y, desde adentro, el sujeto le respondió que se quedaría más tiempo.

Cuando se cumplieron dos nuevos turnos, le solicitó a la mucama que repitiera la consulta y la mujer regresó diciéndole que desde adentro de la habitación el cliente le respondía que no se podía mover.

El testigo refirió que, ante esta situación, dio inmediato aviso a su jefe, llamaron a la policía y él se ocupó de forzar la puerta del cuarto, que estaba trabada por dentro. Aseguró que no alcanzó a ingresar a la habitación porque en ese momento arribó el personal policial que se hizo cargo de la escena.

Consultado por al fiscal, describió lo que vio al abrir la puerta: a la mujer en el piso, ensangrentada y quieta; al hombre sobre la cama, cubierto de sangre; ambos estaban vestidos; un cuchillo al lado de la cama.

El conserje también fue testigo de los secuestros realizados en el lugar. Recordó que del auto del imputado se extrajeron el envoltorio del cuchillo, que aparentemente era nuevo, la factura de compra del arma blanca y una zapatilla. Del interior del inodoro del baño de la habitación, en tanto, se recuperaron trozos de dos celulares destruidos.

Finalmente declaró otro asistente del templo donde se conocieron la víctima y el imputado. El joven relató un episodio vivido con Raúl Pérez el martes anterior al homicidio de Jéssica. Contó que ese día la joven le pidió que hablara con el imputado para aclararle que ellos no salían, ya que Pérez se lo había insinuado de manera muy ofensiva, diciéndole cosas muy feas.

El testigo remarcó que Jéssica era una persona muy correcta y que, a raíz de la escena de celos de Pérez, se había sentido muy incómoda y enojada.

La audiencia continuará mañana desde las 8.30, con la declaración de nuevos testigos.

 

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