Crimen de Jimena Salas: Seis fiscales investigaron el caso y no lograron resolverlo
La causa tomó un nuevo rumbo cuando Abel Cornejo asumió como Procurador de la provincia, quedando imputado el viudo de Jimena y un vendedor ambulante.
Justicia29/01/2020Tras cumplirse tres años del homicidio de Jimena Salas, ocurrido en su vivienda en la localidad de Vaqueros, intervinieron seis fiscales sin lograr resolver el caso, se trata de Pablo Paz y Rodrigo González Miralpeix, quienes intervinieron desde un primer momento e incluso realizaron conferencias de prensa junto a Nicolás Cajal, viudo de Jimena, hoy imputado en la causa.
Durante el tiempo que estuvieron a cargo sostuvieron acérrimamente que el caso estaba encuadrado en un robo frustrado, aunque nunca lograron identificar a los causantes.
Se los acusó de haber autorizado la cremación del cuerpo de Jimena, aunque el viudo y su abogado aseguraron que todo fue regular y confiaban en que las pruebas halladas en el cuerpo de Jimena estaban resguardadas.
Cuando Abel Cornejo asumió como procurador pidió revisar la causa, allí consideró que Paz y Miralpeix habían incurrido en irregularidades, les quitó el caso y a Pablo Paz le inició un sumario, desplazándolo a una fiscalía en la zona sur de la ciudad.
En ese momento fueron designados los fiscales Pablo Rivero, quien fue el primero en llegar a la escena del crimen porque estaba a cargo a raíz de la feria judicial, y Ramiro Ramos Ossorio, que alcanzaron sólo para concretar la detención de Sergio Vargas, un vendedor ambulante, también descripto por los vecinos de Salas como sospechoso. En primera instancia, se lo acusó de ser el autor material del crimen, pero luego la fiscalía retrocedió y cambió la calificación por la de partícipe secundario.
Luego fueron apartados del caso que pasó a manos de Ana Inés Salinas Odorissio y Gustavo Torres Rubelt, quienes formalizaron la acusación en contra de Nicolás Cajal Gauffin, a quien le imputaron el delito de encubrimiento agravado del femicidio de su mujer.
En su acusación, los fiscales sostienen que Jimena fue asesinada por “precio o remuneración”, o sea, alguien encargó su asesinato. Esta hipótesis, sin embargo, tiene menos pruebas e indicios que la del robo frustrado, sólo se basa en la conjetura de que el autor intelectual fue Cajal Gauffin, Vargas ofició de “campana” y que los autores materiales aún son desconocidos.