


Aulas vacías, futuro incierto: La baja natalidad empezó a transformar el sistema educativo
Sociedad01/06/2025
En Argentina nacen muchos menos bebés que hace una década. Y eso, lejos de ser un simple dato demográfico, está empezando a transformar de raíz el sistema educativo: hay menos alumnos, aulas más vacías y un futuro que obliga a repensarlo todo.
Desde 2014, la tasa de natalidad cayó un 40 %, una de las disminuciones más pronunciadas de América Latina. Y aunque suene técnico o lejano, sus efectos ya golpean la puerta de los jardines de infantes y las escuelas primarias.
Menos nacimientos significa, literalmente, menos alumnos.
Así lo muestra el último informe del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, que advierte sobre una transformación demográfica de gran escala: cada vez hay menos nacimientos, más hogares sin niños, más personas viviendo solas y más adultos mayores. Una nueva postal social que no para de expandirse.
Según datos del INDEC, en 1991 el 56 % de los hogares tenía al menos un menor de 18 años. Para el censo realizado en 2022, ese porcentaje cayó al 44 %. En paralelo, los hogares sin niños subieron del 44 % al 57 %, los unipersonales se duplicaron (del 13 % al 25 %) y los monoparentales, mayormente encabezados por mujeres, crecieron con fuerza. Hoy, el 80 % de los hogares con un solo adulto a cargo tiene jefatura femenina.
El envejecimiento poblacional también marca el pulso de este cambio. En 1991, los mayores de 85 años representaban apenas el 1,5 % de la población. En 2022, ya alcanzaban el 11,8 %. Es decir, Argentina no solo envejece: lo hace aceleradamente.
Maternidades tardías, familias más pequeñas
Uno de los factores detrás de esta caída es el retraso en la maternidad. La edad promedio para tener el primer hijo se ubica entre los 30 y 34 años, muy por encima de décadas anteriores. A esto se suma una baja notable en la cantidad de hijos por mujer: el promedio nacional es de 1,4, y en la Ciudad de Buenos Aires apenas llega a 0,9. Una cifra alarmante en términos de recambio generacional.
Las causas son múltiples: el costo de criar hijos, la inestabilidad laboral, la falta de políticas de cuidado, el acceso a métodos anticonceptivos, y el deseo —o la necesidad— de postergar la maternidad en busca de cierta estabilidad.
Lo cierto es que, desde 2000 a hoy, pasamos de tener 19 nacimientos cada mil habitantes a apenas 11.
Aulas menos pobladas, ¿mejor educación?
Este fenómeno ya tiene impacto directo en el sistema educativo.
Desde la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la República Argentina (AIEPBA) advirtieron que esta tendencia demográfica representa un cambio estructural profundo.
“Los datos son elocuentes. La tasa de natalidad pasó de 19 nacimientos por cada mil habitantes en el año 2000 a aproximadamente 11 en 2022”, señaló Martín Zurita, secretario ejecutivo de la entidad.
Uno de los niveles más afectados es el inicial. Allí, la caída en la matrícula ya se hace evidente, y la tendencia comienza a reflejarse también en la escuela primaria.
Zurita explicó a La Nueva. que el nivel inicial fue fuertemente golpeado durante la pandemia de COVID-19 y que, hasta hoy, no ha logrado recuperarse. “Algunos jardines tuvieron que fusionar turnos e incluso cerrar salas”, contó.
Actualmente, el promedio de alumnos por sección es de 18,8, frente a los 23 que había en 2011. “Esa caída, en tan pocos años, es significativa”, advirtió.
La misma tendencia se observa en primer grado. Según el último relevamiento anual, en 2023 ingresaron a la primaria 102.000 alumnos menos que en 2011, lo que representa una caída del 12,6 % en la matrícula general. El impacto es más profundo en el sector estatal, donde la disminución alcanza el 15 %, mientras que en el ámbito privado es del 6 %.
Para AIEPBA, el fenómeno obliga a revisar de forma urgente el sistema de financiamiento educativo, actualmente basado en la cantidad de alumnos por aula como criterio para acceder a aportes estatales.
Con menos estudiantes pero la misma estructura de costos, muchas instituciones enfrentan una situación económica insostenible.
“Necesitamos revisar la normativa que requiere un número determinado de estudiantes para conservar el aporte estatal. Hoy en día tenemos menos alumnos, pero igual cantidad de cursos y cargos”, remarcó Zurita.
Si bien una menor cantidad de alumnos por sección podría representar una oportunidad para mejorar la calidad educativa —al permitir una enseñanza más personalizada y adaptada a las necesidades individuales—, lo cierto es que sin cambios en la normativa y en los recursos asignados, esa potencial mejora se vuelve difícil de concretar.
Martín Zurita, secretario ejecutivo de la AIEPBA
Según un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, entre 2014 y 2022 todas las jurisdicciones del país registraron una caída pronunciada en los nacimientos. Tierra del Fuego encabeza la lista con una baja del 49 %, seguida por Jujuy y la Ciudad de Buenos Aires con un 44 %.
En base a estos datos, se proyecta que la matrícula de educación primaria disminuirá un 28 % en los próximos años.
Este escenario obliga a repensar el sistema. La posibilidad de contar con aulas menos saturadas puede ser una ventaja, pero solo si se acompaña de políticas adecuadas que aseguren una mejor distribución de los recursos y una adaptación real a las nuevas condiciones demográficas.
“Para aprovechar la oportunidad, es necesario que las políticas educativas se adapten a esta nueva realidad. Necesitamos reformar la normativa para que las escuelas puedan sostener su estructura y seguir mejorando su servicio”, concluyó Zurita.
Un fenómeno federal
La baja natalidad no es un fenómeno de grandes ciudades: es federal. Atraviesa provincias, niveles educativos y modos de vida. Obliga a repensar no solo la escuela, sino las políticas públicas vinculadas a infancia, cuidado, empleo y salud reproductiva.
¿Quién se hace cargo de este nuevo mapa demográfico? ¿Qué pasa cuando las aulas vacías dejan de ser la excepción y se convierten en la norma? ¿Cómo sostener la educación como derecho universal en un país que envejece y tiene cada vez menos niños?
Durante el último Día Internacional de la Familia, la ONU recordó que “las familias cumplen un rol fundamental en la educación desde la primera infancia”. Pero… ¿qué pasa cuando cada vez hay menos familias con hijos?
Este fenómeno no sólo interpela a la escuela. Sacude los cimientos del entramado social. Y obliga, más que nunca, a repensar el futuro con cabeza fría y visión de largo plazo.
No es solo una cuestión de números: es una pregunta de fondo sobre qué país queremos ser.







