La indignante declaración del sujeto que masacró a puñaladas a almacenero que no le fio una cerveza

Nacional 29/06/2021
sujeto

“Estaba muy drogado y no me acuerdo de nada”. Esas fueron las palabras que verbalizó frente al fiscal, Matías Andrade, el imputado por el asesinato de Silvestre Reynaldo Quiroz, un comerciante de nacionalidad boliviana de 35 años, a quien atacó desmedidamente porque se negó a fiarle dos latas de cerveza.

El trágico desenlace comenzó en la tarde del sábado pasado, cuando Andrade, en un evidente estado de ebriedad ingresó al almacén y verdulería ubicada sobre la calle Parral al 3400, en la localidad bonaerense de San Justo, donde consumió dos latas de cerveza y quiso irse sin pagar. Reynaldo se negó a fiarle y Andrade reaccionó con una violencia bestial: lo golpeó en la cabeza con un nunchaku, lo tiró al asfalto y, ahí, lo apuñaló varias veces. Todo ocurrió a plena luz del día, en la vía pública, y a la vista de vecinos y la propia familia de Quiroz, que finalmente murió en el Hospital Balestrini de Ciudad Evita algunas horas después.

En cuanto a Andrade, este primero se negó a declarar ante el fiscal Gastón Bianchi, de la UFI Nº 3 descentralizada de San Justo, que le imputó los delitos de homicidio agravado criminis causa y robo calificado por el uso de armas en dos hechos. Más tarde, al confirmarse la muerte de Reynaldo, la causa pasó a manos del fiscal Marcos Borghi de la Fiscalía Especializada en Homicidios de La Matanza.

Frente al fiscal Borghi, sin embargo, Andrade declaró: “Estaba muy drogado y no me acuerdo de nada”.

Pese a su declaración, las pruebas en su contra son varias. Es que el fatal ataque del que fue autor quedó registrada en una cámara de seguridad de la zona y además numerosos testigos presenciales vieron la discusión y el ataque. Al momento de su detención, Andrade vestía el mismo jogging gris y campera azul y estaba cubierto de sangre en el rostro y la ropa.

La autopsia al cuerpo de Reynaldo dejó evidencia la brutalidad del asesinato. El almacenero recibió varios golpes de nunchaku -un arma utilizada en artes marciales que consta de dos barras unidas por una cadena o cuerda- en la cabeza y el cuerpo, pero esas heridas fueron calificadas como leves. Lo que realmente lo hirió de muerte, sin embargo, fueron las puñaladas: recibió nueve en total entre la cabeza y el cuerpo y un corte profundo en el tórax que fue letal. Los forenses registraron también algunos síntomas de defensa, como algunos cortes en los antebrazos.

La detención del asesino del almacenero

Efectivos de San Justo y del Comando de Patrullas dispusieron un operativo cerrojo para atrapar a Andrade, que en su huida asaltó y amenazó a dos vecinos de 53 y 66 años en Rafael Castillo y les robó sus autos: una Volkswagen Surán negra que abandonó con la cuchilla en la esquina de Peribebuy y Coronel Lynch y un Renault Megane. Sin embargo, Andrade cayó esa misma tarde.

Es que luego de robar otro vehículo con el que chocó en el barrio San Alberto, un grupo de vecinos que lo reconoció, lo redujo y retuvo hasta que fue detenido por la Bonaerense y trasladado a una celda en la Comisaría 1ª de San Justo.

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