A más de 11 años de la desaparición de la joven en Salta, la familia no abandona la búsqueda. En los últimos días, incluso se triplicó la recompensa para quien pueda aportar algún dato que facilite la búsqueda.
El rastro de María Cash se perdió en un paraje desolado de la provincia de Salta el 8 de julio de 2011 cerca de las 4 de la tarde. Ese instante, el de la desaparición de la joven, que entonces tenía 29 años, fue el punto de inflexión a partir del cual la vida de toda su familia nunca más volvió a ser la misma.
Tres años después, un nuevo golpe tomó de improviso a los Cash y los dejó todavía más desarmados. Federico, el padre, murió en una accidente automovilístico en una ruta de La Pampa mientras seguía una nueva pista que lo llevara a dar con su hija. En su auto, un Renault Clio que quedó destruido, encontraron folletos con la cara de María. Fue entonces que, en medio de un dolor infinito, pero sin tiempo para detenerse a hacer el duelo, su esposa y sus otros tres hijos tomaron la posta: jamás dejaron de buscarla.
“La esperanza de reencontrarnos con María nunca se pierde”, dijo Máximo Cash, uno de sus hermanos. “Aunque después de tanto tiempo lo que más impera es solo saber algo, sin importar de qué manera”, añadió.
A días de que se cumpliera el aniversario número 11 de la desaparición de la diseñadora de ropa empezó a circular la versión de una supuesta nueva pista en la causa. Sin embargo, en diálogo con este medio Máximo rechazó de manera rotunda esa posibilidad. En cambio, explicó: “Sí es cierto que la fiscalía federal está usando los ojos y la experiencia del CIF (Cuerpo de Investigaciones Fiscales), que es de provincia, mediante un proyecto de la Procuraduría salteña”.
De esta manera, y pese a la falta de indicios concretos, el hermano de la joven desaparecida en 2011 destacó el envión que recibió la investigación a raíz de la intervención del CIF: “Está tomando otro rumbo”.
“La recompensa para mí, lo único que va a avivar es a los que quieran molestar y confundir tirando cualquier dato”, consideró Máximo con algo de escepticismo sobre la medida.
Mientras intenta seguir adelante también con su vida y con sus propias obligaciones, el joven tiene presente el recuerdo de María como si tan solo se hubiera ido ayer y en cualquier momento pudiera entrar nuevamente por la puerta de su casa. “Ella siempre fue una persona muy alegre, divertida, solidaria y extrovertida”, dijo sobre su hermana.
Entre tantos años compartidos, Máximo confió que los recuerdos no son lo único que conserva de ella: “Guardo una boina que ella misma diseñó y cosió”.