Femicidio de Paola Ávila: drogas e impulsividad, un denominador común entre los imputados
Justicia11/11/2022Con la declaración de un policía y tres psicólogas del CIF se reanudó hoy en el Salón de Grandes Juicios la audiencia de debate en la causa seguida por el femicidio de Paola del Milagro Ávila, ocurrido el 17 de enero de 2020 en barrio Puerto Argentino.
Los imputados por homicidio agravado por alevosía, ensañamiento y por mediar violencia de género (femicidio) son nueve: Pablo Guillermo Campos (alias “Pelado”), Jorge Ignacio Olmedo (alias “Colita”), Claudio Mario Herrera (alias “Cuqui”), Ezequiel Alejandro Guzmán (alias “Keco”), Javier Alejandro Alfaro (alias “Javi”), Leonel Edgar Raúl Suárez (alias “Leo”), Gladys del Milagro Pastrana (alias “Mili”), Romina Gimena Bracamonte (alias “Rumi”) y Cristian Rubén Salas (alias “Lupín”).
Al término de las declaraciones testimoniales se proyectó el video de la reconstrucción de los hechos.
Un efectivo de la Brigada de Investigaciones que concurrió como interventor al lugar del hecho refirió que, cuando llegó, se entrevistó con dos personas (Gladys Pastrana y Romina Bracamonte). Le dijeron que esa madrugada ambas habían estado consumiendo bebidas alcohólicas con la víctima y con un tal “Pelado” (Pablo Campos) y que, cuando se acercó un móvil policial para dispersarlos, Paola se retiró con ese sujeto.
El efectivo manifestó que las dos jóvenes le aportaron en ese momento una foto del tal Pablo y precisaron que conducía una moto grande y que tenía un tatuaje en el antebrazo. No le dieron su apellido. En ese momento también le mencionaron que ambas habían visto el cuerpo de Paola y que tenía un ladrillón en la cabeza.
A continuación, declararon tres psicólogas del CIF que tuvieron a su cargo las pericias de los acusados Ezequiel Alejandro Guzmán, Pablo Guillermo Campos y Cristian Rubén Salas.
La profesional que entrevistó a Guzmán refirió que presenta limitaciones en su narración, dificultades en su orientación en tiempo y espacio y un rendimiento intelectual por debajo de lo esperado para su edad. No obstante, indicó que el acusado puede distinguir lo bueno de lo malo.
Señaló que se entrevistó con la madre de Guzmán para recabar datos de su infancia. Ella le manifestó que de niño había sido diagnosticado con retraso mental leve pero que nunca le habían tramitado un certificado de discapacidad. Por esa razón tuvo problemas de aprendizaje y actualmente es prácticamente analfabeto.
La profesional agregó que el acusado posee un yo escasamente estructurado con rasgos de inmadurez y dependencia. Durante la entrevista Guzmán refirió ser consumidor de alcohol y drogas, lo que lo podría llevarlo a presentar conductas impulsivas.
La psicóloga señaló finalmente que el acusado es influenciable y tiende a seguir al grupo. No se observaron en él rasgos de machismo ni de desprecio por el género femenino.
Por su parte, la profesional que evaluó a Pablo Guillermo Campos sostuvo que posee juicio de realidad conservado y tiende a ser introvertido e inseguro. Intenta compensar esto mostrando una imagen opuesta hacia afuera. Indicó que tiende a generar vínculos de dependencia con la mujer por su necesidad de protección y resguardo (rol materno). El acusado refirió tener problemas de consumo de sustancias prohibidas desde los doce años.
La profesional señaló que el control de impulsos en Campos es sesgado y débil. Puede tener irritabilidad y descontrol hacia el afuera. Presenta además tendencia a transgredir ciertas normas y dificultad para amoldarse a ciertos contextos. Eso lo lleva a situaciones donde él mismo se perjudica.
Finalmente, declaró la psicóloga que peritó a Cristian Rubén Salas. El imputado dijo ser una persona “en situación de calle” y contó que concurrió desde los 9 a los 14 años a una escuela de educación especial por padecer disfunción mental leve. La testigo señaló que, no obstante, el acusado no mostró dificultades comprensivas durante las entrevistas realizadas.
Dijo que Salas interpreta la realidad de manera primitiva. Tiene tendencia a fabular, a confabular y a contradecirse. Su personalidad es inmadura e infantil y con rasgos de impulsividad.
El sujeto le comentó que tenía seis condenas previas por robos y venta de estupefacientes, pero negó estar involucrado en el homicidio de Paola Ávila.
La testigo indicó además que Salas presenta un elevado monto de agresión, sin mecanismos de control, además de conductas autodestructivas como el consumo de sustancias psicoactivas desde su adolescencia. Se siente desvalorizado frente a la figura femenina, indicador para la posible descarga de conductas violentas frente a una mujer.
El acusado presenta además incapacidad para sentir (anestesia emocional), un rasgo característico de la psicopatía.