



El inicio del juicio por el crimen de Jimena Salas, ocurrido el 27 de enero de 2017 en Vaqueros, fue reprogramado para el 16 de este mes, o bien, una vez que concluya el debate que se le sigue a guardiacárceles, presos y sus familiares por delitos de narcocriminalidad.
Según supo InformateSalta, Las razones obedecen, por un lado, a una cuestión de espacio y comodidad, pues el salón de grandes juicios de la ciudad judicial se encuentra ocupado, precisamente por el juicio a la organización criminal que operaba en el penal de Villa Las Rosas, cuya etapa final está programada para el 13 de este mes.
Por otra, el defensor de los hermanos Adrián Guillermo, Carlos Damián y Javier Nicolás Saavedra, los tres hermanos que será juzgados por matar a Salas, tienen como defensor al abogado penalista Marcelo Arancibia, quien también asiste a uno de los funcionarios penitenciarios sometidos a juicio.
El tribunal, integrado por los jueces José Luis Riera, Mónica Faber y Maximiliano Troyano, estimó necesario entonces echar mano a la agenda y cambiar la fecha de inicio, a fin de darle tiempo al abogado defensor para así estar abocado al caso de Salas y, de paso, contar con la sala más grande que existe en la ciudad judicial, en el subsuelo.
Para desarrollar este juicio, los jueces esperan contar con poco más de un mes de audiencias. Y, no es para menos, ya que se trata de un hecho emblemático, tanto por tratarse de un femicidio, como por el misterio que encierra la muerte de la joven madre, en lo que respecta al móvil del crimen.
Segundo juicio
Otro de los aditamentos que generan expectativa tiene que ver con el hecho de que, éste es el segundo juicio que se desarrolla por el asesinato de Jimena. En el primero, los jueces Francisco Mascarello, Federico Diez y Javier Armiñana Dohorman, de la Sala VII, absolvieron a los dos hombres llevados a juicio el 26 de mayo del 2021.
Los acusados, en ese debate, fueron Nicolás Cajal Gaufín, viudo de la víctima, y Horacio Vargas, un vendedor ambulante que días antes del crimen, fue visto vendiendo calzados en el barrio San Nicolás, donde residía la víctima.
En ese juicio, los fiscales Ana Inés Salinas, Gustavo Torres Rubelt y Ramiro Ramos Ossorio apostaron por la hipótesis de que el crimen fue encubierto por el viudo, a quien, en realidad, lo apuntaban como instigador, y que Vargas hizo de campana de otras personas que fueron los autores materiales del hecho.
En cuanto al móvil, la fiscalía ensayó la teoría de que Cajal Gaufín buscaría ocultar algún negocio, sin descartar lavado de activo por narcotráfico, con el asesinato de su esposa. Esta trama, sin embargo, no prosperó y el tribunal, a partir de los argumentos del abogado Arancibia, defensor de Vargas, desechó la acusación y absolvió a los dos imputados.
Luego, entre otros detalles, la fiscalía olvidó los plazos procesales y presentaron la apelación fuera de tiempo, con lo cual la inocencia de los imputados quedó sellada. Al otro año, en abril del 2022, la Corte de Justicia, le ordenó a la fiscalía que reactive la investigación, lo que dio paso a una nueva unidad de fiscales, siendo designados Gabriel González, Leandro Flores y Mónica Poma.
Bajo la dirección de esta nueva unidad fiscal, el 20 de septiembre del 2023 se procedió a detener a los hermanos Saavedra como presuntos autores del crimen de Salas. Uno de ellos, Javier Nicolás, fue arrestado en Santa Victoria, donde realizaba tareas para una congregación religiosa.
Prueba de ADN
Este acusado, casualmente, es el más comprometido de los tres, pues su ADN fue cotejado con los rastros levantados de la escena del crimen. Salas, como se sabe, fue asesinada entre las 12 y las 13 horas, cuando, al menos, dos extraños ingresaron a su casa presuntamente mediante engaño.
Se cree que, con un cachorro de la raza Caniche Toy, los asesinos lograron que la víctima creyera que el perrito estaba perdido y que sus portadores hacían una obra de bien, al tocar las puertas de las casas en busca del dueño. Todo era una treta para relajar a los moradores y poder acceder a sus casas.
Salas, que era muy precavida, bajo la guardia, al parecer, por el amor que le tenía a las mascotas, así que accedió a ayudarlos, circunstancias en la que los samaritanos atacaron a Salas, a la que mataron de más de 40 cuchilladas.
La ferocidad se habría debido a la resistencia ejercida por la mujer, quien, en casa tenía, a sus hijas mellizas, dos nenas muy menores que fueron encerradas en el baño de la casa, donde Cajal las encontró cuando pasada las 13 llegó a la casa y se dio con el cadáver de su mujer, tendido en el comedor en un charco de sangre.
Los rastros de los asesinos quedaron, tanto en el cuerpo de Jimena como en distintas partes de la casa, siendo recogidos por los peritos del CIF. Las muestras fueron cotejadas con las de los tres hermanos Saavedra, dando positivo solo en el caso de Javier Nicolás, el único de los tres que sigue tras las rejas.
Esta es, acaso, la mayor prueba que tiene la fiscalía en contra de los hermanos Saavedra, quienes resistirán la acusación y una posible prisión perpetua, de la mano de Arancibia, quien nuevamente enfrentará a los fiscales, bajo la teoría de que la imputación no creíble y de que el cotejo de ADN sería irregular.




























