Donación de órganos: Miriam camina con el corazón de un héroe anónimo

En el Día Nacional de la Donación de Órganos InformateSalta te cuenta la inspiradora historia de Miriam para comprender que donar salva vidas.

Sociedad30/05/2018 Romina Domínguez Aldunate
Miriam
Miriam, volvió a vivir con un nuevo corazón

Miriam tiene 41 años, esposo e hijos, su vida era normal hasta el 2012 cuando comenzó a sufrir episodios de desmayos y caídas, nunca pensó que podía ser grave hasta que tuvo un episodio severo. “Fui al médico y me diagnosticaron una deficiencia en el corazón”, allí comenzó un camino que nunca pensó iba a transitar. El trasplante se volvió su única posibilidad, hoy camina con un corazón nuevo.

“Me indicaron un tratamiento porque mi corazón no estaba respondiendo, estaba agrandado. Lo asumí y comencé a cuidarme, a tomar el control de mi vida, pero en vez de mejorar empeoré. Todo  fue muy rápido, en seis meses de ser una persona normal pase no poder caminar dos metros”, relató a InformateSalta.

El tratamiento no estaba funcionando, sufría más por sus hijos pequeños que por sí misma y “ante la gravedad de mi caso me dijeron que iba a ir directo a un trasplante. Pensé que era una joda, una broma, no caí, que irónica es la vida porque yo siempre fui militante de la donación de órganos y nunca pensé que me iba a tocar a mí, esto demuestra que nadie está exento”, dijo.

Habían pasado dos meses desde que se inscribió en la lista de espera cuando sonó el teléfono. “Nunca me voy a olvidar, eran las 20 y me dijeron que un avión sanitario me estaba esperando para ir a Buenos Aires, el corazón había llegado y mi suerte se debe a que soy factor A-, uno poco común. No tuve tiempo ni siquiera de armar un bolso, sólo llamé a mi médico amigo y salí”.

Todo fue fugaz, “llegué esa noche y al otro día ya estaba trasplantada, no se podía perder el tiempo, sólo pensé en que iba a volver a jugar con mis hijos. Cuando desperté se inició un nuevo ciclo en mi vida. Nunca sentí dolor ni antes ni después solo esa terrible sensación de no poder respirar”.

El trasplante marcó un antes y un después en su vida. Los cuidados debieron ser extremos. “Durante seis meses no pude tener contacto con la gente porque mis defensas bajaron mucho para que mi cuerpo no rechace el corazón y ahí mi salvavidas fueron las redes sociales porque estaba en contacto con la gente, a mí me sirvió mucho, fue un sostén”.

Su vida recobró de a poco normalidad, aunque no puede tener perros ni plantas y la limpieza de los ambientes que concurre debe ser muy prolija por las esporas, “no podía enfermarme. Llegué a tomar 25 pastillas al día, pocos lo entienden, hasta te tratan de loca, a veces pienso que vivimos en una sociedad muy egoísta y tenemos que aprender a ponernos en el lugar del otro”, sostuvo.

Su agradecimiento está dirigido a su esposo e hijos, “ellos vivieron la parte más traumática de este proceso, a veces estaba sola con los chicos y me desmayaba, ellos tenían que salir a pedir ayuda a los vecinos. Me hubiese gustado evitarles esto, pero sin mi familia no hubiese podido con esto. La decisión de una persona en donar cambió mi vida y me dio una nueva oportunidad. Creo que tenemos que ser más humanos”, agregó.

Donar órganos salva vidas.

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