La ruta de la cocaína incluye pistas clandestinas en Salta

La operación comenzaba en la ciudad boliviana de Yacuiba y terminaba en José C. Paz. La droga se vendía en Capital.

Policiales18/11/2013

La tardecita del 23 de octubre pasado, Gendarmería secuestró sobre la Ruta 9, en Córdoba, 583 kilos de cocaína que iban en un doble techo de un camión Mercedes Benz. La droga –empaquetada en diferentes colores y con distintas inscripciones– pertenecía a Claudio “Piturro” Andrada (45), “uno de los mayores transportistas y distribuidores a gran escala de sustancias estupefacientes a nivel interno de la República Argentina”. Así lo definió la jueza federal 1 de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, que lo detuvo la madrugada del 24 y hace unos días lo procesó por tráfico de drogas “en calidad de organizador”. Además le trabó un embargo de 30 millones de pesos.

“Piturro” cayó junto a otros cinco miembros de su banda, entre ellos su cuñado (esposo de su hermana). Lo sorprendieron cuando intentaba escapar del operativo que se le venía encima. Había estado monitoreando el tránsito del cargamento desde la localidad santiagueña de Frías, su ciudad natal, y allí lo encontró Gendarmería. Su hijo, que se llama igual que él, logro escapar y aún está prófugo.

Andrada había esperado ese cargamento durante ocho meses. Pero algunas tormentas que dificultaban los vuelos de la avioneta y cortes de ruta piqueteros en Bolivia fueron retrasando el embarque. En agosto, él mismo fue a Yacuiba (en la frontera salteño-boliviana) a entrevistarse con los compradores. Mientras, otros integrantes de la banda ubicaban el mejor campo para usar como pista clandestina. Todos los lugares “aptos” para el aterrizaje quedaron grabados en un GPS que se logró secuestrar el día de las detenciones.

Luego de muchas demoras, el 17 de octubre los vendedores bolivianos dieron el OK. Andrada, su cuñado y el chofer del camión partieron hacia Frías. Más tarde viajó el resto de la banda, incluido el hijo de “Piturro” . El 21, la droga fue enviada en una avioneta y por instrucciones de los bolivianos la comitiva fue a esperar el cargamento a la localidad salteña de Apolinario Saravia.

La avioneta finalmente aterrizó poco después cerca de la localidad de Las Lajitas, en una pista clandestina no identificada. No bien tocó tierra, Andrada volvió a Frías para seguir desde su búnker el traslado por tierra. Allí fue detenido dos días después, cuando el cargamento fue decomisado en Córdoba.

Arroyo Salgado reunió indicios sobre cuál era la ruta de la droga si lograba cruzar el país en el camión. El primer paso de la banda iba a ser “cortarla” –rebajar su pureza y aumentar su cantidad– en el conurbano. Esto se haría en un galpón ubicado sobre la Avenida Illia (ex Ruta 8), en José C. Paz. El lugar se allanó y allí se secuestró una prensa hidráulica, un molde para el armado de panes de cocaína, un tamizador con restos de droga y sustancias para estirar el clorhidrato de cocaína.

La investigación contra Andrada comenzó en abril de 2012 e incluyó las escuchas de sus teléfonos y los de su círculo más cercano. A principios de 2013, la jueza Arroyo Salgado fue informada por Contrainteligencia de la SI (Secretaría de Inteligencia) acerca de que otra persona, además de “Piturro” , estaba ansiosa por recibir la droga.

En Capital, el peruano Víctor Angel Paja Espinoza (46, alias “Miguel”) también esperaba esa cocaína. A principios de 2013, “Miguel” y “Piturro” tuvieron entrevistas en la oficina porteña de Paja Espinoza donde cerraron la compra de parte del cargamento. Paja Espinoza estaba buscando un nuevo proveedor y Andrada se ofreció a darle muestras de su mercadería.

Para ese entonces, abril de 2013, la SI estaba escuchando las mismas conversaciones para dos jueces distintos: los pasos de Andrada eran seguidos por Arroyo Salgado, y los de Paja Espinoza por el juez federal 12 de Capital, Sergio Torres, y su secretario Pablo Yadarola, quienes habían llegado a él estudiando las cadenas de compras de una banda de mujeres dealers que vendía en la zona de Flores.

Arroyo Salgado le pidió a Torres que demorara un poco la detención de Paja Espinoza, para no poner sobreaviso a Andrada. Los dos juzgados coordinaron sus trabajos, pero como el cargamento de “Piturro” se retrasaba por problemas con los vendedores bolivianos, finalmente el operativo desde Capital se hizo antes de que los 583 kilos tocaran suelo argentino.

“Miguel” cayó en mayo. En el operativo incluso fue detenido quien había sido un antiguo proveedor de Paja Espinoza, Luis Felipe Sato Romero ( alias Cuchi ), dueño del boliche Fantástico Bailable , de Once. Según la investigación de Torres, Paja Espinoza había decidido comprarle a Andrada por las quejas que recibía de los dealers por la baja calidad de “Cuchi” .

Con los mayoristas también cayeron los dealers chicos, que vendían al menudeo en Capital y el GBA. En total se realizaron 18 operativos y fueron detenidos 9 hombres y 7 mujeres, la mayoría de ellos peruanos. “Miguel” abastecía a media docena de banditas. Una de ellas hacía delivery en la zona de Flores usando un Fiat Siena como quiosco ambulante. Otra vendía cocaína en un departamento de la calle Alsina al 1500, a sólo una cuadra el Departamento Central de la Policía Federal.

Fuente: Diario Clarín

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