Sale Joe Biden, entra Kamala Harris: ¿cómo cambia la carrera presidencial en Estados Unidos?

Finalmente sucedió: el presidente estadounidense Joe Biden renunció a su candidatura a la reelección tras los fuertes cuestionamientos dentro del Partido Demócrata (y los donantes del partido) por su pobre desempeño en el debate con Donald Trump y los evidentes problemas cognitivos que enfrenta.

¿Quién lo reemplazará? Todo indica que será su vicepresidente, Kamala Harris. De hecho, el propio Trump adelantó esta movida demócrata hace casi un mes, exactamente horas después del debate del 27 de junio en CNN.

En una cámara oculta, el candidato republicano, relajado en un carrito de golf, decía que Biden había decidido renunciar a su candidatura tras el debate y que su lugar lo ocuparía Harris: “Ella es tan mala”, dijo acerca de quien parece que será finalmente su contrincante el 5 de noviembre cuando hablen las urnas en Estados Unidos.

Harris es, sin duda, mejor candidata que Biden. Aunque, dado el evidente y grave estado mental del mandatario estadounidense, esta condición obviamente es necesaria pero podría estar lejos de ser suficiente.

Antes de pasar a las virtudes y defectos de quien parece que liderará la boleta presidencial demócrata cabe aclarar que si bien en su carta de renuncia el veterano dirigente de 81 años designó a su vicepresidente como su sucesora, eso no significa per se que efectivamente ella será la elegida.

La palabra final, como prácticamente todo lo que sucede en el Partido Demócrata, la tiene el expresidente Barack Obama. De hecho, si bien Harris reconoció que su “intención es ganar la nominación”, hasta el momento de escribir esta columna ni la expresidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ni el exmandatario Barack Obama apoyaron su nominación. Es más, Obama -quien es el que tiene que dar el “ok” final- elogió en una carta a Biden por su decisión calificándolo como “un patriota del más alto nivel”, sin embargo no dijo absolutamente nada de Harris.

Pero más allá de eso, todo indica que la exsenadora es la indicada. Tal vez no tanto por sus virtudes, sino porque los tiempos se agotan y no hay muchos más candidatos demócratas instalados ante la opinión pública (todas las fichas del establishment estaban puestas en Biden).

Quien también estaba esperando su momento es el gobernador de California, Gavin Newsom, pero no es un político que tenga tanta proyección nacional. En todo caso, puede ser un buen candidato a vicepresidente. Michelle Obama es sin duda la mejor posicionada para la contienda, pero ya ha dicho en reiteradas ocasiones -incluso en las últimas apariciones que se lo preguntaron se mostró enojada- que no será candidata para ningún cargo.

¿Qué se puede decir de Kamala Harris? Con 59 años, Harris ha pasado prácticamente toda su vida laboral en el estado. Desde que se recibió como abogada, ocupó distintas fiscalías en su natal California. De hecho, es conocido su romance cuando era una joven fiscal de San Francisco con Willie Brown, un poderoso y polémico alcalde -investigado dos veces por corrupción por el FBI- que tuvo la ciudad en ese entonces. Brown era 31 años mayor que ella y cuatro años mayor que su propio padre. Estuvieron cinco años juntos, y este período fue decisivo para Kamala, pues se convirtió en fiscal del estado. Tras ejercer seis años como fiscal general de California, en 2017 pegó el salto al Senado y en 2021 se convirtió en vicepresidente.

Harris pertenece al sector más izquierdista del Partido Demócrata. Es una representante leal al lobby abortista. De hecho, como fiscal general de California, se encargó personalmente de perseguir judicialmente a los valientes periodistas que grababan cámaras ocultas que revelaban cómo Planned Parenthood hacía negocios con los órganos y los cuerpos de los fetos abortados.

De ascendencia india y afrocaribeña, la actual vicepresidente busca retener el voto de la comunidad negra que en los últimos meses ha ido dejando al Partido Demócrata.

Asimismo, deberá ganarse la simpatía del establishment progresista que acompaña al partido, pero que la ve demasiado “radical”.

Otro de los grandes desafíos que tendrá esta mujer de risa fácil, es hablar reiteradamente ante públicos diversos, ya que -según se rumorea- cuenta con dificultades para calmar los nervios y mantener la serenidad cuando habla para muchas personas. De hecho, debe lograr esto para enfrentar a Trump en el próximo debate que está programado para septiembre pero que el candidato republicano ahora ha pedido que sea en la conservadora Fox News y no en la izquierdista ABC (como estaba previsto).

Como se ve, los sorprendentes sucesos en la carrera presidencial 2024 en Estados Unidos pasan tan rápido que Biden en pocos días será cosa del pasado. Sobre todo si tiene éxito la propuesta reciente de los republicanos para que el presidente dimita ahora y Harris quede como presidente temporal hasta el 20 de enero de 2027 cuando asuma un nuevo gobierno. ¿Se podría dar este escenario si el establishment progresista considera que Biden al mando de la actual Casa Blanca resta más que suma en la campaña demócrata?

En tanto, las miradas están puestas en la Convención Nacional del Partido Demócrata que arrancará el 19 de agosto en Chicago. Si Biden era el candidato oficial, se esperaban disturbios por parte del ala izquierdista propalestina del partido. Hay que ver si las aguas se calman con Harris que, si bien tiene una postura más radical que el mandatario en otros temas, apoya el posicionamiento de la Casa Blanca en el conflicto en Gaza.

Por lo pronto, el Comité Nacional Demócrata reconoció este domingo que la renuncia de Biden a poco más de tres meses de las elecciones es un hecho “sin precedentes” en la historia de Estados Unidos. Pero, a la vez, intentó llevar tranquilidad anunciando que en los próximos días el partido emprenderá un proceso "transparente y ordenado" para reemplazar a Biden.

En todo caso, estimado lector, abróchese los cinturones, porque -a la luz de los hechos- se esperan muchos más e impredecibles vaivenes en esta carrera presidencial.

con información de Mdzol.com