El ecosistema paracomunicacional del Gobierno Nacional salió a festejar los números de caída de la economía aduciendo que, a pesar de la reducción del 1.7 del segundo trimestre, se estaba comenzando a recuperar la actividad.
Se entiende que después del veto a la mínima mejora de las jubilaciones y el reconocimiento gastronómico a los legisladores que impidieron esa pobre recomposición había que mostrar alguna buena noticia. Pero una cosa es tener una buena noticia para contar y otra inventarla.
La operación de imponer el discurso que la economía se recupera porque cayó solo 1.7% del PIB, cuando en el primer trimestre había caído 5.1%, es absolutamente falsa.
Pero no solo porque los números muestran que la economía sigue cayendo interanualmente, sino porque desestacionalizado la actividad en el segundo trimestre, también cayó 1.7 % contra el primer trimestre de este año que ya había sido muy malo.
Técnicamente, se puede decir que, si bien la economía no se recupera ni crece, es cierto que la caída interanual se ha moderado y -como es evidente- bastante entre el primer trimestre y el segundo (5.1 contra 1.7) pero eso no es una recuperación ni mucho menos es solo que entra un poquito más de oxígeno para tirar un poco más.
Pero, si eso fuera cierto, ¿por qué no se ve (ni se verá)? Quizás esa sea la pregunta para responder.
Economía: una cosa es la estadística y otra la realidad
La estadística y el informe del INDEC da la explicación con mucha precisión, la que obvian los economistas, comunicadores, trolls y funcionarios del ecosistema comunicacional del Gobierno.
Una vez más el sector exportador primario le salva la ropa estadística al gobierno. El sector de agricultura y ganadería creció el 81.2 por ciento contra el año pasado de la sequía y el sector pesquero (sobre el cual el gobierno libertario ha levantado todos los controles, como permanentemente lo denuncia el Cesar Lerena) creció 41.3 %. Con esos dos indicadores, más un crecimiento medio de minería y modestos de transporte y comunicación y de Energía, le alcanza al Gobierno para imaginar una bonanza que nadie ve.
Los números del desempeño de la economía en el segundo trimestre demuestran que no hay recuperación alguna como asegura el Gobierno.
Más de una vez explicamos que si bien las exportaciones agropecuarias (y desde hace unos años algo de energía y minería) son el principal sostén de la macro a la hora de hablar de proveedores de recursos en moneda extranjera, el mercado interno explica el 70 por ciento del PIB de nuestro país. En base a eso cualquier política de reactivación de la economía o tiene que cambiar radicalmente la matriz macro del país (cosa qué no pasa) o generar políticas de reactivación del mercado interno en vez de dormir o destruir la economía en pos de objetivos que nadie entiende.
Cuando se estudian los indicadores de los sectores que alimentan la economía diaria, el trabajo, el ingreso y la producción de los argentinos, la destrucción que viene provocando el Gobierno de Javier Milei es total, así se explica que como dijo el Presidente “los argentinos son los únicos que no lo ven”
Una economía que no genera nada
Los sectores que crecieron (amparados en la comparación con el año de sequía) son escasamente demandantes de mano de obra y de derrame económico. Así si bien equilibran el PIB total, la realidad es que termina siendo una irregularidad estadística.
En el segundo trimestre de 2024 la construcción cayó 22.2%, la industria manufacturera 15.7, la intermediación financiera casi 10 puntos (9.8) y todo lo relacionado a los servicios personales y el entretenimiento 4.3%.
Los números oficiales dan por tierra la construcción del relato de “lo peor ya pasó” o que la recuperación de la economía comienza a notarse.
Hasta que no haya medidas para mejorar ingresos, poner en marcha el aparato productivo y pensar más en el desarrollo industrial que en rifar nuestros recursos, nada cambiará.
Por Marcelo López Álvarez