Mundial: Argentina y una despedida a pura emoción
Fue una fiesta completa, casi perfecta. La selección jugó el último partido en el país antes del Mundial e InformateSalta estuvo presente para contarte como se vivió el partido en La Bombonera desde adentro.
Deportes31/05/2018 Fernanda NavarroEl último partido en el país de la selección tuvo todos los condimentos de una verdadera despedida. Emotiva, vibrante y con un Messi inspirado. No le faltó nada. Y le sobró amor a la celeste y blanca.
Para los hinchas el partido arrancó mucho antes. El operativo policial, con diferentes y muchos puestos de controles, fue soportado estoicamente por todos los hinchas que no mostraron ningún malestar y se prestaban a la requisa como un trámite cotidiano.
La prensa fue privilegiada. Se podía acceder con celeridad y sin ningún inconveniente. Bastaba con mostrar la credencial de AFA para que las puertas se abran de manera automática, casi mágica, sin tener que pasar por ninguna requisa. Algo que difiere mucho de lo que ocurre por estos lares en cada presentación de un equipo salteño, sobre todo cuando juega de local.
Para un neófito en coberturas de este nivel, La Bombonera es un verdadero laberinto. La gran cantidad de accesos y puertas tiene tantos vericuetos como la autopista de Buenos Aires y equivocarse de puerta en el acceso es casi un suceso inevitable.
Los vestuarios se encuentran muy debajo de las tribunas. En la zona mixta - apenas termina el partido - los medios de prensa corren en tropel y toman ubicación para tener la primicia del primer jugador cuando sale al contacto con la prensa.
Se complica hacer notas. Hay muchos medios y solo los de adelante se aseguran una pregunta. También depende de la predisposición y el humor que tengan los jugadores.
La despedida de la selección tuvo el sabor de un amistoso en casa. De ese partido que jugás con tus amigos del barrio y tu hinchada es tu familia, que te alienta aunque juegues mal y la tires a la tribuna. A los que le duelen las manos de tanto aplaudir, por un caño o una gambeta y que festeja ese gol con un abrazo interminable con el desconocido que se sienta al lado suyo.
La gente pide a gritos el premio mayor: la Copa. Solo ese afán los empujó a la rebosante Bombonera y por ese anhelo el país se hace uno. La celeste blanca rompe la maldita grieta. Todos, en un solo grito, imploran por una alegría que ya lleva 32 años de espera.