Salteña tuvo a sus cuatrillizos en cuarentena y lograron festejar su primer año en medio de la pandemia
Sociedad23/05/2021A los 24 años, un mes antes de quedar embarazada, Adriana se enteró de que tenía lupus. Ese diagnóstico se sumó a los de trombofilia y púrpura, enfermedad que le detectaron cuando tenía 14. Con todas las precauciones por lo delicada de su salud la joven llegó junto a su mamá a Buenos Aires el 16 de marzo de 2020 para hacer unos trámites que, se suponía no iban a llevarle más de 48 horas.
Habían viajado en micro desde Salta para buscar su partida de nacimiento, con la que podría renovar su DNI, un requisito indispensable que pedían en el hospital local para el día del parto.
El decreto presidencial del Aislamiento Preventivo y Obligatorio (ASPO) y una complicación en su salud, la obligaron a quedarse varada en Buenos Aires, alejada de el papá de sus hijos Ulises, por tiempo indeterminado.
Los seis en Buenos Aires, cuando Ulises se reencontró con Adriana y sus cuatro hijos. (Foto: gentileza Adriana Berameni)
El viaje había sido agotador pero ella solo quería regresar a casa con su marido y esperar unos meses hasta que nacieran sus hijos: “Me sentía fatigada y estuvimos en un lugar pago sábado y domingo. Mi mamá me tuvo que comprar dos ampollas de heparina para la trombofilia y no pensamos que eran tan caras. Nos quedamos sin plata”, recordó a TN.com.ar.
En cuestión de horas, Adriana quedó internada en la Maternidad Sardá sin sospechar que pasarían seis meses hasta que pudiera reencontrarse con Ulises. Recién pudo regresar a su casa en enero de este año. “Había quedado embarazada de los cuatrillizos de manera natural, después de perder dos embarazos. Tenía miedo por las enfermedades preexistentes que habían puesto en alerta a los médicos pero también tenía mucha fe”, explica.
Una de las primeras fotos de los cuatrillizos fuera del hospital. (Foto: gentileza Adriana Beramendi)
El 7 de mayo nacieron por cesárea los cuatrillizos Zoe, Jeziel, Adriel y Gabriel Ulises sin ninguna complicación de salud más que tener que estar en neonatología por haber nacido sietemesinos. Una vez que los miedos de que a los chicos les pudiera pasar algo se esfumaron, empezó a sentir la soledad. “Pasé tres meses sin poder ver a mi mamá y el papá de los bebés los conoció por fotos”.
El camino a casa
Mientras los bebés ganaban peso, Adriana esperaba el reencuentro con su mamá Martha a quien pudo ver cuando los chicos cumplieron tres meses. Después pasaron tres meses más hasta que pudo volver a abrazar a Ulises. En enero, regresaron los seis a casa: ”Volver fue lo mejor que nos pudo pasar. Fue muy bonito el día que nos encontramos con nuestros familiares”.
La organización en casa no fue ni es aún fácil con cuatro bebés: “Contamos con la ayuda de mis suegros y mis cuñadas pero hay días que pueden ayudarnos y días que no”.
"Gracias a todos x sus buenos deseos y por estar al pendiente de mis bebés y de mí", escribió Adriana en un posteo junto a un video en el que los tiene por primera vez en brazos a los cuatro. (Foto: captura Instagram/@beramendiadriana)
Con respecto a la situación económica, Adriana explica que Ulises trabaja de changas y en los últimos 15 días, en un contexto agravado por la pandemia, no tuvo ni un solo trabajo: “Es complicada la vida por el tema económico y al mismo tiempo el cuidado de los cuatro bebés”.
Hasta que quedó embarazada de los cuatrillizos, Adriana también salía a trabajar como vendedora ambulante pero ahora le es imposible hacerlo. “Espero que Ulises consiga un trabajo fijo porque a los gastos de leche y pañales de cuatro bebés se suma el alquiler ya que no tenemos casa propia”.
El primer cumpleaños de los cuatro
En medio de este contexto y pese a todo, ella es feliz con la familia que formaron. Agradece que sus bebés crecen sanos y aclara que a fin de mes les toca el control del año: “Es intenso cuidarlos porque son cuatro bebés con sus necesidades pero les damos lo mejor. Su cumpleaños lo pasamos en familia con sus abuelos y sus tíos. Hicimos algo sencillo y muy bonito”.
Adriel, uno de los cuatrillizos al cumplir su primer año. (Foto: gentileza Adriana Beramedi)
Cuando piensa en el último año y medio de su vida, la joven de 25 años se emociona: “De un día para el otro aprendí lo que es ser madre. Éramos dos y ahora somos seis. Criar por cuatro es bastante complicado. Si con uno es difícil, no podés imaginarte lo que es con cuatrillizos. A veces, sentimos que no podemos”.
Zoe en la foto de su primer año del álbum familiar. (Foto: gentileza Adriana Beramendi)
“No planeamos tener una familia grande, Dios no los mandó. Fue de golpe que me enteré que estaba embarazada y en ese instante decidí arriesgarme porque sentí que ya los amaba. Son lo mejor que me ha pasado en la vida. Son un regalo maravilloso que me dio Dios”, resume.
La foto del primer año de Jeziel. (Foto: gentileza Adriana Beramendi)
De cada uno de sus hijos, Adriana quiere hacer una mención especial sobre las características individuales: “Zoe es la que nació primera, la hermanita mayor. Le gusta que la mimen mucho y es muy coqueta. A Jeziel, el segundo, le llamamos ‘el chiquitín’ porque físicamente es el más pequeño. Es muy picarón y vivaracho. Adrielito es el tercero que nació y es el más serio. El último, el más grande de peso, fue Gabriel Ulises. Él es muy intuitivo, entiende todo y es muy cariñoso”.
Sobre su salud, Adriana explica que hay días en que está muy bien o otros en los que cuesta un poco más: “Casi no tengo tiempo para hacerme los controles en Salta capital, y por más que tenga ayuda, ellos quieren estar pegados a mí”.
Adriana quiere dejarles un mensaje a las mujeres que pasan por momentos difíciles: “Dios sabe por qué pasan ciertas cosas en nuestros caminos y que tengan la certeza de que el final va a ser feliz”.
Gabriel Ulises posa para el álbum del recuerdo de su primer cumpleaños. (Foto: gentileza Adriana Beramendi)
Para quienes puedan y quieran ayudarlos, Adriana pide que la contacten a través de las redes sociales donde la encuentran como Adriana Beramendi: “Los meses que pasamos en la Ciudad de Buenos Aires contamos con ayuda. Mientras esperábamos poder viajar a nuestra casa, nos prestaron un departamento, recibíamos la leche mensual, los pañales y mi medicación“.
Al llegar a Salvador Mazza, con la falta de trabajo para Ulises y el contexto de la pandemia, todo se volvió cuesta arriba para la familia: “Necesitamos ayuda y pese a que de alguna manera si pasa algo urgente tenemos a quien recurrir, afrontar los gastos del día a día es muy difícil”. /TN