Espartanos: La cruda vida en las cárceles de Salta y la lucha por el cambio en la persona

Sociedad04/02/2025
cárcel carcel villa las rosas

La Fundación Espartanos trabaja en 60 cárceles del mundo, 44 de ellas en Argentina. Su incansable trabajo en búsqueda de la re inserción social a través de los valores del Rugby, la espiritualidad y diferentes talleres que realizan motivó un libro y una serie próxima a estrenarse. 

En diálogo con InformateSalta Soledad Sosa, referente de la fundación en Salta y quien actualmente trabaja, como voluntaria, en el penal de Villa Las Rosas contó los diferentes desafíos que presenta desempeñarse en un ambiente tan particular, a la par que hizo saber la necesidad que tienen de contar con un pabellón propio "para que todo el trabajo que realicemos se pueda visibilizar. Son personas que decidieron comportarse de una forma distinta y se encuentran en un entorno que los complejiza".

"Espartanos tiene tres patas importantes; Educación, Espiritualidad y Rugby", comenzó explicando Soledad quien coordina las actividades que realiza la fundación en nuestra provincia. Todo el trabajo que se realiza es con "el objetivo primordial de la reinserción en la sociedad y la no reincidencia".

El trabajo en fundaciones o ONGs es una labor titanica, muchas veces limitada por la escasez de fondos y es que "todo lo que hacemos, a veces llevarles ropa, hacer un asado, pintar una celda, comprar medicamentos, todo lo ponemos de nuestro bolsillo".

Un punto que vale la pena destacar es que en Salta la fundación recibe el nombre Infernales, pero "pertenecemos a la Fundación Espartanos" es que en cada provincia reciben un nombre "más local, en Mendoza son los caciques por ejemplo".

espartanos

La vida en el penal

"Yo conozco hechos de los chicos que parecen pequeños ante la sociedad, pero que no lo son dentro de un penal dónde todo es agresividad y se vive con mucha violencia. En estos lugares, tomar la decisión correcta es mucho más difícil que afuera", detalla mientras se emociona quizás recordando alguna historia.

"El ambiente del penal te tira para abajo en cosas tontas, por ejemplo vas a poner la pava y se te cuela uno, entonces tenes que pegarle porque sino sos un gil y si sos un gil dentro del penal entonces 'chau'".

La labor de Espartanos, y uno de los retos más importantes que tiene, "es como explicarles y como inculcar, generar nuevos hábitos. Por que un espartano no puede reaccionar así".


"Tenes que pegarle porque sino sos un gil y si sos un gil dentro del penal, chau" 


"Hay chicos que a veces no vienen a coaching porque no pueden dejar su celda, porque les van a robar".

"Hace poquito se les regaló libros a los chicos, libros como El Hombre en Busca de Sentido, Los Cuatro Acuerdos, entre otros. Uno de los chicos que estaba leyendo uno de los libros me contó; 'vino uno de los líderes del pabellón, que es un tipo muy pesado adentro y nos dijo que quería que nos fueramos porque el iba a recibir una visita. Entonces desde lo que leí traté de usar todas las herramientas de comunicación asertiva, ¿sabes que conseguí?, que todos vieran que se podía hablar con él, que él entendió y cuando estaba su visita vino y me trajo una milanesa'".

Una sociedad más justa

"Estaría buenísimo que la gente quiera donar su tiempo para que esta sociedad sea un poco más justa". Es que muchas de las personas que "están privadas de su libertad tuvieron infancias difíciles, contextos complejos  que que los llevó a delinquir".

"Mucha gente me dice, 'Ay que buena que sos' y yo te juro no soy nada buena, pero nada buena", bromeó para enfatizar: "Yo recibo más de lo que doy. Recibo contención, recibo lealtad, recibo amor y ver tangiblemente la posibilidad de personas transformándose, que es algo realmente maravilloso. He aprendido mucho más de lo que enseño, y me he puesto en contacto mucho más con la verdad y la realidad de la vida".

"Hoy en día tenemos incluso un proyecto de un taller de escritura que lo da Viviana Dib Ashur, un día la invité a que de una charla y le gustó", contó emocionada de forma que refleja el amor que le ponen cada uno de los voluntarios y el impacto que genera visitar un penal por primera vez.

Cualquier persona puede ser voluntaria, solamente no debe ser familiar de un recluso. "Hoy necesitamos gente que se quiera sumar aunque no sea entrar a un penal, por ejemplo para manejar las redes sociales o ayudar en tareas administrativas".

La necesidad de un pabellón propio

"Me cuenta un chico que se murió su papá, entonces le digo que intente juntarse con alguna persona que lo pueda contener y me dice 'no tengo nadie que me sostenga, me sacaron 15 minutos fuí al velorio y estoy acá de nuevo. Sole no puedo hablar con nadie, está lleno de piperos, ni siquiera puedo conversar'. Yo pensaba, claro en un pabellón de 170 él tiene otros tres espartanos, que diferente hubiera sido que estén los 60 chicos juntos".

Además, esto permitiría trabajar la conducta de los chicos de forma estructural haciendo hincapié quizás en cosas básicas como el respeto, el orden y la limpieza.

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